Estoy sola en el cine. Hace años que no voy sola al cine y me resulta extraño. No soy de hablar en el cine, ni tampoco de comer. Pero a veces me gusta agarrar al que está al lado mio. Por las dudas voy en un horario poco concurrido, no vaya a ser que me enganche como garrapata al brazo de un extraño.
A los, ponele, diez minutos de empezada la película, tal vez un poquito mas (tengo muy poco desarrollada la noción temporal), pienso, y casi casi digo en voz alta: "Oiga Tarantino, usted acaba de saltar el eje de acción, ¡eso no se hace!" Y no termino de pensarlo y casi casi decirlo en voz alta que una línea de diálogo justifica tremendo salto de eje. Entonces pienso y casi casi digo en voz alta "Sos un genio Tarantino. Marry me".
También veo buenos cortes. Todo el tiempo. Y cada vez que veo un corte pienso, y casi casi digo en voz alta: "Qué hijo de puta. Quiero saber quién montó esto". Pero después me olvido de fijarme en los créditos. Muy desconsiderado de mi parte no apoyar a mi propio gremio. Y cuando veo un corte malo me duelen los ojos, de verdad. No puedo ser tan obsesiva con esas cosas.
La otra vez miraba una película que no recuerdo cuál era ni quién actuaba ni menos quién dirigía y apareció un corte magistral. Lo miré, fácil, diez veces.
A los, ponele, diez minutos de empezada la película, tal vez un poquito mas (tengo muy poco desarrollada la noción temporal), pienso, y casi casi digo en voz alta: "Oiga Tarantino, usted acaba de saltar el eje de acción, ¡eso no se hace!" Y no termino de pensarlo y casi casi decirlo en voz alta que una línea de diálogo justifica tremendo salto de eje. Entonces pienso y casi casi digo en voz alta "Sos un genio Tarantino. Marry me".
También veo buenos cortes. Todo el tiempo. Y cada vez que veo un corte pienso, y casi casi digo en voz alta: "Qué hijo de puta. Quiero saber quién montó esto". Pero después me olvido de fijarme en los créditos. Muy desconsiderado de mi parte no apoyar a mi propio gremio. Y cuando veo un corte malo me duelen los ojos, de verdad. No puedo ser tan obsesiva con esas cosas.
La otra vez miraba una película que no recuerdo cuál era ni quién actuaba ni menos quién dirigía y apareció un corte magistral. Lo miré, fácil, diez veces.
6 comentarios:
jajaja, empezás a saber un poco más de cine y ya no disfrutás algunas pelis. Pero bueno... las que valen la pena se convierten en una ENOOOORME golosina.
Por suerte me gusta ver peliculas y las disfruto, como me gusta ver magia sin tratar de descubrir el truco, solo por el hecho de la ilusión.
Pero me pasa igual que a vos. Yo organizo eventos corporativos y desde adentro uno mismo sabe todo y trata de prever todo. Ahora, cuando estoy del otro lado, como invitado, soy el mas terrible HDP...no puedo con mi genio...pero por suerte soy muy diplomático...
alta película alta, era para el post anterior pero me cabe decirlo acá!
Volviste con todas las pilas a éste blog... ¡me encanta!
Na.
Me niego ir al cine solo, pero quiero ver inglorious bastards. Que dilema.
a mi me pasa lo mismo. En la escena del salón en I.B. que termina con la cámara girando alrededor de ellos, o ellos girando, ya ni se, me quedé hablando solo diciendo "qué hijo de puta, qué hijo de puta!". después me di cuenta.
compartir con otros, o con uno mismo, pero disfrutar, no?
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