viernes, 30 de octubre de 2009

Laundry day

Hoy vestimos ropa que atrasa dos décadas y coronamos el outfit con una mala onda que mejor ni te cuento.

Negativismo a flor de piel

Si le mandás un mail diciendo "No estes muy cansado hoy a la noche, asi te doy para que tengas guardes y repartas. Bueno, repartir no, y guardar tampoco. En fin, te doy pa que tengas", y no te responde, he´s just not that into you.

Punk love



Before we even met I had been waiting for you,
we laid eyes on each other and immediately knew.
Behaving like two bandits, in a world that's going straight.
They're weak, we're strong; we're right, they're wrong,
they can't stand in our way.

Lay your head upon my shoulder,
it's so good to know you're there
and we'll feel like Bonnie and Clyde.
This town's too small, let's steal a car
and drive on out of here
and we'll feel like Bonnie and Clyde.

Our faces on the front page, we'll be public enemies,
we'll live our lives like outlaws and we'll steal what we need.
We'll rob some banks, gun down some cops, make off across the fields.
Our love will just get stronger with the whole world at our heels.

Lay your head upon my shoulder
it's so good to know you're there
and we'll feel like Bonnie and Clyde.
They can hate us, they can hound us
we won't even care
'cause we'll feel like Bonnie and Clyde.

One day they may corner us like rats in a trap,
but can anybody else say that they've never felt like that?
Some get scared and some get mad and some just run away,
but we'll shout "death or freedom", go out with guns ablaze.

Lay your head upon my shoulder
it's so good to know you're there
and we'll feel like Bonnie and Clyde.
Our love will be like dynamite
exploding everywhere
and we'll feel like Bonnie and Clyde.

Just lay your head upon my shoulder
it's so good to know you're there
and we'll feel like Bonnie and Clyde.
Let them chisel on our tombstones
the names they learned to fear:
Here lies Bonnie, there lies Clyde.

¡Se viene!

jueves, 29 de octubre de 2009

Un viaje

Traspasaste la barrera del silencio y encontraste mas silencio.

Te tiro un tip

Si no estás segura de lo que siente por vos, mejor ni se lo preguntes.

Poco serio

Me aparece que alguien de FB se unió a un grupo en contra del aborto, y no sé por qué, entro para chusmear. Todos los integrantes dejan el mismo mensaje "No al aborto", y cada vez que lo leo repito en voz alta "cojamos por el orto". Me río.


Quitémosle solemnidad al post anterior

Fue mas bien un arrebato de pajerismo adolescente y pseudo novelero. Thalía, in your face.

¿Y vos a quién le escribís?

Los recortes de realidades que veo en los blogs siempre me dejan pensando en una sola cosa: ¿a quién le habrá escrito eso que está ahí? Es imposible conocer la respuesta, aun preguntándole al que haya escrito. Quiero decir: qué fácil es decir "eso lo escribí pensando en mi gatito" cuando en realidad eso lo escribiste pensando en un ex que te rompió el corazón. Yo acá escribo para muchos, incluso para mi. En general, cuando escribo en segunda persona (por ejemplo) me estoy hablando a mi misma. Todas las historias de desamor que estuve posteando acá no son mas que las versiones extendidas de un post it que tengo pegado en la cabeza y que reza, muy conchudo él, "El amor no existe".

Y también escribo para ustedes, para los que me rompieron el corazón, para mis amigas que se sienten a veces mas solas que yo, para los desconocidos que no tienen nada que hacer y entran acá en busca de... no sé, algo (en general, la gente que entra de casualidad espera pornografía, por eso de mi nombre... guarda que hasta hice marketing con mi apodo, eh). A veces escribo en general, a veces en particular. A veces con la secreta esperanza de que los destinatarios de mis posts entren acá y digan "esto lo escribió pensando en mi". Y así como escribo pensando en otros, o para que otros me lean, creo que todos hacen lo mismo, y me paso las horas preguntando a quién estará dedicado cada post que encuentro por ahí. Hace un rato me pasó algo así. Pero no, no voy a preguntarte si le escribiste eso a alguien, ni voy a preguntarte a quién se lo escribiste, y mucho menos voy a preguntarte si eso me lo escribiste a mi.

Porque yo diría que sí, encantada, cuando quieras.
Pero seguramente, es obvio, se cae de maduro,
que eso no me lo estabas preguntando a mi.

Verano

Educando al contador de chistes

Están los tres en la cocina. La madre plancha. El padre lee el diario. La hija (mi amiga), mira televisión. Comentan alguna pavada. El padre lanza un chiste al aire. Nadie se ríe. Mi amiga cambia de canal, la madre cuelga una camisa en la percha. El padre insiste con el mismo chiste. Mi amiga cambia de canal, la madre cuelga otra camisa en otra percha. El padre, terco, vuelve a repetir el chiste.

La madre: Yo no sé si vos te diste cuenta, pero con tu hija nos estamos haciendo las boludas respecto de ese chiste.
Hija: Papá, si en la primera nadie se ríe podés repetirlo para asegurarte que te escucharon, si en la segunda no se rien es porque no es gracioso.
La madre: Y ese chiste no era gracioso. Lo dijiste dos veces, nadie se rió, te hacés el pelotudo y cambiás de tema automáticamente.
Hija: No insistís.

Es una de mis familias preferidas en el mundo entero.

Una y media de la mañana

Y yo trabajando.

Ahora sí: mal humor, ánimo por el piso, ausencia de onda, ojeras, hambre, antipatía, sueño.

miércoles, 28 de octubre de 2009

Ping Pong

Sin repetir y sin soplar: nombre diez cosas buenas que le hayan pasado en el día de la fecha.

  1. eeeehhhh ¡Domingo!

Mañana

Voy a desayunar chocolatada.

A no confundir

Que piense que me gustaría tener una compañía para mirar mis películas no significa que esté mal de ánimo. ¿Cómo puedo estar mal de ánimo? Estoy durmiendo mucho mejor, en casa tengo infinidad de comida rica, mis problemas monetarios poco a poco se van solucionando, tengo gin, tengo tónica, puedo comprar chocolates, las sábanas están limpias, la casa también, etcétera etcétera. Me faltaría un porro.

Todo no se puede.

Mierda.

Yo confieso

Que si bien estoy esperando que llegue rapidito la noche para mirar esas películas, no dejo de pensar que me encantaría tener alguna compañía con quien mirarlas, alguien con quien charlar mientras tanto, que me acaricie el pelo mientras miramos, que de vez en cuando me de un beso.

Todo no se puede.

Mierda.

Quiero

Que llegue rapidito la noche porque tengo dos películas de un director que acabo de descubrir, Gregg Araki, del que todavía no vi ninguna película pero me entusiasma muchísimo por adelantado. Vi dos o tres escenitas sueltas para chequear el sincro con los subtítulos y mencantó. Intuición femenina: Gregg me va a copar, y mucho.

Hoy estoy calladita

¿Viste?

De por qué me gusta twitter

You´re now following DAVID LYNCH.

¿Qué hacés cuando no podés dormir?

Yo me calzo los auriculares, y me pongo a jugar con la computadora. Los resultados van de malos a peores, y me da tanto mal humor que termino cerrando todo y yendo a dormir.

martes, 27 de octubre de 2009

Mi amiga, la fiestera, me manda un mail

Epígrafe: Mirá mi pasito. De madera prensada... Enrique el Antiguo un poroto! Bracito, bracitoooo.

Tarareanding ininterrumpidamente desde anoche

Diseñadora de Imagen y Sonido

Cuando entré a dar mi último final, estaba sola.

Había esperado algunas horas que se me hicieron eternas y que pasé a fuerza de cigarrillos e incontables cafés. No lo recuerdo, pero seguramente había pasado la noche despierta, tratando de aprender artículos de la ley de cine, plan de fomento, créditos, subsidios etcétera etcétera etcétera. Había algunas caras conocidas. Pero eran sólo eso. Ni amigos ni conocidos. Solo caras conocidas. Caras con las que tal vez había compartido desde el CBC pero nunca (i mean: nunca) habíamos cruzado palabra. Alguna de esas caras conocidas se acercó y me habló. Yo no soy buena para socializar, menos si estoy dormida, menos si estoy nerviosa. Le dije "con esta me recibo". "¿Y por qué estás sola acá?". Yo contesté algo como que no me gustaba que vinieran a hacerme el aguante, a sostenerme la vela, porque me ponía aun mas nerviosa. Bullshit. Estaba sola ahí porque ni mi madre, ni mi hermano, ni mi en ese entonces novio con el que luego conviví se habían dignado a querer acompañarme a rendir el último final. Estoy segura. Pero segura segurísima, que si mi hermana hubiera estado viva me hubiera acompañado. Era de hacer esas cosas.

Difusión y comercialización. El nombre es soporífero, y la materia también. Cuando me llamaron, suspiré, conté hasta tres, y entré. Caminé despacio, las piernas me pesaban y el corazón me latía a una velocidad inusual. Las manos me temblaban, sentía que me estaba poniendo colorada. Pensaba en una sola cosa y la repetía internamente sin parar: cuando salga de acá voy a estar recibida, cuando salga de acá voy a estar recibida, cuando salga de acá voy a estar recibida. Me senté en la mesa alta, mirando al río. Ciudad Universitaria tiene toda la onda. Empecé a hablar. Les entregué el proyecto. Me preguntaron, cómo olvidarlo, sobre el subsidio de recuperación industrial. Expliqué. Hablé de entradas, media de continuidad, temporadas alta y baja, porcentajes de asientos ocupados etcétera etcétera. Me preguntaron otra cosa, y otra, otra, otra. Subsidios. Créditos. Ibermedia. "No, de Ibermedia no me preguntes que no sé una goma" pensé, pero sin embargo de mi boca salió una explicación que los dejó con la boca abierta. Es raro. A vces me sucede que estoy convencida de no haber entendido algo y cuando intento explicar lo que no había entendido resulta ser que mi cerebro lo había comprendido.

Yo conocía al titular de cátedra. Habíamos trabajado juntos casi dos años atrás. Y a pesar de que su oficina estaba en el segundo piso y la mia en el primero (creo que a eso le llaman jerarquía) él se acordaba de mi. No por mi simpatía, tampoco por mis tetas. Se acordaba de mi porque desayunábamos todos los días juntos, en el parque inmenso que había en la productora, tipo nueve de la mañana (en esa época madrugar me resultaba facilísimo), con otra de las chicas, los tres, solos, hablando pavadas, era verano, aunque a esa hora todavía no hacía calor, cada uno fumaba el primer cigarrillo del día y luego a trabajar. Por eso se acordaba. Porque habíamos compartido la comodidad de las mañanas de verano hasta que llegaba el señor que oficiaba como dueño, un señor macanudo, gordo y grandote, que había fundado un diario, que había sido accionista de un canal de televisión, que había sido criado por una de mis tías. Las vueltas de la vida.

Hablé. Mucho. Profundicé. Demasiado. Todo muy lindo, pero por dentro yo moría de nervios, aunque parece ser que soy una gran disimuladora. Yo nací para actriz, pero la timidez no me permitió seguir con esa carrera (el otro día anoté, de hecho, en mi cuaderno: "de no haber sido tímida me hubiera encantado ser actriz"). Y me dijo "Bueno, listo". Yo sonreí, porque no sabía qué nota me tocaba, pero sabía que ya estaba recibida. Le di mi libreta, y le dije "con esta me recibo". Él sonrió, se llevó la libreta, buscó en las actas, yo miré el río, pasé la mano por la mesa, estaba toda marcada por una trincheta, me hamaqué un poco en el banco alto en el que estaba sentada, volvió, me dio la libreta, tenía un diez escrito con letra enrulada, cuando la agarré dijo con voz alta y decidida "un aplauso, que esta chica acaba de recibirse". Y los ayudantes, el JTP, el adjunto, los alumnos que estaban rindiendo en otras mesas, todos aplaudieron, algunos se acercaron a saludarme, albricias, congratulaciones, felicitaciones, y yo sonreí.

Cuando salí de dar ese último final, seguía sola.

Hoy

Tenemos al asistente que se cae de sueño porque estudió hasta las seis de la mañana.
Almorzamos ensalada contradiciendo nuestros principios ("una ensadala es acompañamiento").
Le damos rienda suelta a nuestros impulsos, aunque sabemos que nos irá como el orto.
Vestimos zapatos amarillos, remera verde, sweter violeta, campera gris. Somos un pastiche payasesco.
Dormimos casi hasta el mediodía.
Creemos en Papá Noel.

Desconfío

De la gente que no ve el Barrio Chino como el parque de diversiones de la gente mayor.

Bronca

Es lo que me agarra cuando no puedo ejercer control sobre mis emociones.

lunes, 26 de octubre de 2009

Todo al mismo tiempo

Tomo mate
Miro de reojo qué feas quedan las cortinas del living
Pienso en teñir las cortinas de verde
Pienso que esa tela no es "teñible"
Hago un inventario de todas las series y películas que tengo
Preparo la lista del super mentalmente
Escucho la radio
Escucho al Mono de Kapanga hablando en la radio
Pienso que me gustaría ir a ver la película de Kapanga
Me da vergüenza admitir que quiero ver la película de Kapanga
Vengo de la cocina a la isla una vez
Voy de la isla a la cocina de nuevo
Voy
Vengo
Voy
Planifico qué decirle a mi madre para que se le pase un enojo que no sé por qué existe
Ordeno papeles
Ordeno diarios
Armo una montaña de basura
Me aburro
Casi tiro a la basura el suplemento donde salió mi cuento
Encuentro la receta de los muffins que perdí hace mas de seis meses
Encuentro la receta del chutney que hice un año atrás
Me agarra hambre
Me acuesto
Me levanto
Voy al baño
Me miro al espejo
Me veo medianamente bien
Pienso qué cenar
Pienso qué película veré hoy
Pienso qué libro empezar
Tengo antojo de chocolate
Tengo ansiedad
Mucha ansiedad
Me vuelvo loca de la ansiedad

Esto de querer fumar menos, es una tortura.

Me voy a fumar un cigarrillo
Y se va todo a la mierda

Domingo de super acción

Me despierto. Es domingo, es temprano, y en las sábanas todavía hay un aroma que no es mio. Pienso qué hacer. Decido deprimirme. Realmente lo pienso "hoy no voy a hacer nada, voy a comer porquerías, voy a hacer un zappping infinito, voy a mirar películas de mujeres golpeadas dobladas al castellano, voy a reptar del living a la cocina a la habitación al sillón a la cama a la heladera, no me voy a sacar el piyama, voy a llorar por alguna pavada, voy a mirarme al espejo y sentirme gorda, voy a leer las malas noticias del diario, las policiales, voy a pensar que me voy a morir sola, voy a pensar que tendría que tener un gato, voy a escuchar música bajonera".

Salgo a la calle y el día está precioso. Y pienso "qué pena no tener nadie con quién ir a pasear un día tan lindo, qué pena ser sola, qué pena no saber ir a pasear sola". Charlo con el diariero, con el kiosquero y con el chico de la panadería. Vuelvo a casa con cigarrillos, facturas y diario. Abro el diario y digo, en voz alta: "Ah, bueno, tormenta de facha". Paso las páginas, suena la Aspen, leo titulares, pero no retengo nada. Pienso en otras cosas, se me aparecen algunas imágenes en la cabeza, todavía estoy de mal humor por la basofia atómica que hizo Campanella y me pregunto si toda esa millonada de gente que la vio y dice que es maravillosa vio la misma porquería que yo.

A modo de síntesis: Francella hace de Francella (lo único diferente es que no tiene bigote, y no sé si ese es mérito como para que todos supongamos una maravillosa actuación), ese tan grandioso plano secuencia de la cancha es feo y además no cuenta nada (digamos que es más de publicidad de cerveza que de película de Campanella), están presentes la mayoría de los vicios del cine argentino, dura DOS horas, tiene música lacrimógena y, guarda con esto, la película empieza con una escena que tiene metido un efecto muy de videoclip de MTV de los 90´s. Además: hay fragmentos que son inverosímiles, actúa Pablo Rago (¡Pablo Rago! ¿Quién piensa que Pablo Rago puede actuar?), y tiene una imagen que parece de los ´70 (tiene el mismo DF que "La niña santa", por dios). Tengo tantas cosas para decir que no me alcanzaría la vida. Pero vuelvo a pensar en la película y una violencia loca se apodera de mi, me dan ganas de salir a buscar al señor este y torturarlo de alguna manera, no sé. Ah, sobre el final hay una especie de racconto. Qué recurso mas obsoleto, pelotudo, y avivagiles. La película es APB (a prueba de boludos), y eso no está bueno.

Tomo un mate. Como una factura. Otro mate. Otra factura. Mando un mensaje de texto desesperanzado. "¿En qué andás?". Para mi sorpresa, mi amiga anda en la nada. "Venite" le respondo. Y el domingo toma otro color. Me cuenta cosas, se ríe de boludeces, le cuento cosas, se ríe de boludeces. Le digo "haceme mate mientras yo hago cosas". Y pinta el jardinerismo.

Descargo todo a fuerza de tijeretazos. Saco yuyos, los arranco, acomodo la Santa Rita, me lastimo los brazos, las piernas, me corto un dedo, no lloro. Cambio de lugar una planta horrible que era del señor que vivía conmigo y que ahora se supone que es mia aunque yo nunca la riego ni la cuido porque no la siento mia. Pero después me da culpa y le hablo y le prometo que voy a cuidarla, y le saco las hojitas amarillas, y mato hormigas, y el papiro pequeño tiene chinchillas, que son feas porque parecen honguitos y me dan impresión. Me subo a la escalera y trato de enganchar la hiedra inglesa que se empeña en no enamorarse de la medianera. En cambio la enamorada del muro no puede más, ama mi muro, se le trepa como loca, se parece un poco a mi. A todo o nada. Cambio de lugar el jazmín, lo pongo cerca de la habitación, remuevo la tierra, mi amiga sigue hablando, yo le sigo contestando, nos seguimos contando. Un sábado separadas y pareciera que se nos pasó una vida. Repasamos los detalles del día anterior de cada una, "¿eso hiciste?", "cómo caíste", "reincidiste", "¿estás segura que lo tenés claro?", "después no vas a venir a llorar, ¿no?", "bueno, si llorás no importa, te inyecto un vino, bailamos la lambada y se te pasa todo". Lavo macetas, dejo que se sequen al aire libre, baldeo el patio, atrás de todos esos yuyos acaba de aparecer un patio por el que se puede caminar. Termino diez y media de la noche. Estoy sucia, me arden las piernas y los brazos porque hay una planta que lastima. Además se me clavaron algunas espinas de la Santa Rita y me duele, estoy cansada, fumo un cigarrillo, me siento en la puerta de la cocina y miro la obra terminada, miro el patio limpio, las plantas prolijas, el papiro grande que pobrecito, lo hice mierda, pero ya volverá a crecer. La noche está un poco fresca, pero nada que no se solucione con un bucito. Salgo a la calle con bolsas llenas de basura, visto un short de jean, un buzo rojo que tengo desde los quince, rodete inmundo, las manos embarradas. Un chico lindo me dice un piropo. Me siento en el patio, pongo música tranqui, todavía tengo que bañarme, comer, ordenar el cuarto y algunas cosas mas. Pero me quedo ahí, sintiendo un olor que está bueno, mezcla de tierra mojada, florcitas, y viento de casi verano. Se me pasan las horas, y pienso que estuvo bueno, que al final quería deprimirme y no pude, que si quería deprimirme iba a lograrlo, pero el día estaba demasiado bueno, yo tenía cosas divertidas para hacer, y deprimirme hubiera sido una total pérdida de tiempo. Cuando me voy a dormir, todavía hay un olor que no es mio en las sábanas.

Lola está horny

Lola: Estoy caliente.
M: ¿Conmigo?
Lola: No, boluda. Estoy caliente. Todo el día, de verdad.
M: Y andá a coger.
Lola: Es que no quiere. Nunca quiere.
M: Hacete una paja.
Lola: No, yo necesito tener un cuerpo encima. Que me digan cosas, que me quieran hacer mierda. Eso quiero. Que me digan "te quiero hacer mierda". Se está buscando que lo cague.
M: No, vos estás buscando excusas para ir a cagarlo. ¿Tenés candidatos?
Lola: Sí. Un par. El del laburo.
M: A ese no se le para, y cuando se le para acaba al toque. No podés ir a cagar a tu novio con un tipo que no puede coger. Es lo menos.
Lola: El actor.
M: El actor no sirve. Es actor boluda, no hay que involucrarse con actores.
Lola: El músico.
M: ¿Pero ese no es un señor mayor?
Lola: Pero necesito coger.
M: ¿Pero vos decís, con un señor mayor?
Lola: ¿Y qué hago?
M: ¿Una paja?
Lola: No sé para qué te pido ayuda.

Menú del día: dolor corporal

Sábado de ejercicio físico + Domingo diurno de jardinería + Domingo nocturno de baile en soledad + Dormir toda doblada, apretando la mandíbula y los abdominales = me duele hasta la punta del pelo.

¡Pero qué swing, mamita!


viernes, 23 de octubre de 2009

Chino III


Si estoy charlatana y pispireta es, principalmente, porque terminé el trabajo chino que empecé el martes. A modo de ilustración, para que compartan qué estuve viendo en los últimos días, la foto de mi glorioso trabajo: a la derecha, una lista llena de números, letras, in y out que chequeé, uno por uno, con todos los clips que están en la línea de tiempo. Hubieron cuatro listas de esas, cuatro timelines, e interminables horas de espalda doblada y ojos llorosos. Si pude con esto, si no perdí la paciencia y largué todo al carajo, entonces el origami tiene que resultarme una boludez.

Estoy esperando

El momento justo para utlilizar esta línea de diálogo en alguna ficción:

"¿Así que tu vida es una mierda? A mi me diagnosticaron una enfermedad terminal. A ver, superate esa si podés, pelotudo."


Trapito mode: ON

¿Viste que viene Die Toten Hosen?

Bueno, tampoco puedo ir a verlos.

Pa-ca-ta

"Disculpame, pero que tengas que ingerir un mogul para ir a filmar me parece una boludez suprema. Lo único que falta es que me digas que metiste en el presupuesto de utilería un camioincito lleno de popper. Por favor".

Hoy padecemos de un adolescentismo feroz



¿Tuviste una semana de mierda? Yo también. ¿Y hacés algo cuando tenés semanas de mierda? Yo sí. ¿Y te lamentás porque tu semana es una mierda? Yo no. Mentira, yo también. Pero siempre riéndome. Con mi amiga siempre nos reimos de todas las desgracias que nos ocurren, absolutamente todas, no hay nada a lo que no le encontremos el lado gracioso. Es un mecanismo de defensa, o algo así.
Mi amiga siempre me dice: "Escuchame una cosa: o nos reímos de todo lo que nos pasa o nos pegamos un tiro en la argolla".

(es posible que en realidad eso lo haya dicho yo, pero hoy no quiero reconocer que digo "argolla" en cantidades intolerables)

Basta para mi

Llegué y no me diste bola. Siempre fue asi, siempre tuviste algo mas importante que hacer. Si no era el trabajo, eran tus amigos, tu familia, tus deseos, tus, tus, tus. Hablaste por teléfono, desapareciste por algunos minutos. Y ahí la vi. Ella, ni tan perfecta, ni tan linda, ni tan interesante como yo la imaginé. Porque sí, la imaginé muchas veces, aun cuando estábamos juntos y yo sabía de su existencia. Y estaba frente a mi, y vos estabas sonriente, y ella también. Y yo sentí que el alma se me caía al piso, aunque no sé claramente por qué. Me recosté en la cama, y cuando viniste me preguntaste qué me pasaba. Yo sonreí, haciendo como que no pasaba nada, pero vos me conocés. Me conocés tanto que me da bronca. Y tal vez por eso siempre termino volviendo. Porque me mirás y sabés qué tengo, si estoy triste o feliz, si me estoy haciendo la boluda o si te estoy mintiendo. Sabés qué decirme, de qué manera, y conocés mis virtudes y, especialmente, mis miserias. Y me volviste a preguntar, y te volví a decir nada, y me abrazaste y me dijiste que me querés, que siempre me vas a querer. Se me llenaron los ojos de lágrimas, te dije que yo también siempre te voy a querer. Y te miré a los ojos y te dije un montón de cosas con los ojos, porque yo siento que nuestros ojos a veces se comunican. Vos te reiste, siempre te reís cuando yo hago la pavada de hablarte con los ojos. Me levanté, volví a abrazarte, y te dije ¿salimos? y salimos. El resto de la noche te escuché a medias, no pude dejar de pensar en ella, en tu sonrisa con ella, en el beso que le dabas, en la felicidad que mostrabas. Y mientras pasaba la noche, mientras comías mi pollo y yo picoteaba tu entraña, no dejaba de pensar que todas esas columnas de hormigón que servían de estructura de nuestra relación, se iban derrumbando de a poco. Todos esos argumentos que servían de base para que siguiéramos adelante. Todos esos yo siempre seré su preferida, siempre termina durmiendo en nuestra cama, es a mi a quien ama, todas esas son las otras, todas esas frases estúpidas que usé durante mas de tres años para justificar que me seguía quedando con vos, todas esas veces que me convencí de que cambiarías, de que me querrías como yo necesitaba, todo eso fue desapareciendo mientras en mi cabeza se iba formando una sola frase, que no terminaba de leer (o no quería), porque empezó a rebotar por las paredes de mi cráneo, haciendo eco y multiplicádose por millones, reemplazando (borrando) todos esos años de amor y de bancarte. Y entonces te miré, me hablabas no sé de qué, y recién ahí, cuando me detuve a mirarte, a pensar de qué carajo me estabas hablando, por qué carajo me estabas hablando, recién ahí la frase dejó de rebotar y cayó como si fuera un ladrillo, y entendí, entonces, qué está pasando: ahora la otra, soy yo.

Y de ninguna manera, pupi.

Frente al espejo

Si serás pelotuda, eh.

jueves, 22 de octubre de 2009

Reflexión innecesaria y absolutamente arbitraria

Se te junta el ganado donde menos te lo esperás, ¿no pupi?

Chino II

Mi profesor por el que babeaba, que ahora es un par mio, tiene la misma onda que una babosa en una montañita de sal.

Qué decepción.

Tarea

De mi taller de escritura: "pensar 50 comparaciones para un plato de fideos con tuco, un amanecer, una mujer fea (o una linda, o un hombre feo, o un hombre lindo) y un departamento vacío".

Hice tres del plato de fideos y me trabé. Nunca jamás en la vida voy a poder hacer mi tarea. Es que los amaneceres me deprimen, el departamento vacío me recuerda a mi separación, cuando pienso en una mujer fea me da miedo que nunca vaya a conseguir novio, y cuando imagino un plato de fideos, bueno, me agarra hambre.

Soy una minita completa cuando:

-Elaboro respuestas creativas para preguntas que nunca me hicieron.
-Me siento mirando al teléfono y ordenándole que suene.
-Escribo mails que no voy a mandar.
-Mando los mails que no iba a mandar.
-Me agarra angustia por la nada misma y me atoro con dos paquetes de galletitas de chocolate.

Sobre el amor propio, el desamor, el enojo y el extrañarte, a veces

Why do you want me to be what I could never be? 
Why do you want me to act like I was another man?
You always say I'm crazy, then why do you stay with me?
Oh, tell me why...

Mister Unhappy
Mister Always Angry
Mister Always Sad
Mister Dissatisfied
Tell me what to do
So I could be with you
Tell me how to be
So you could love me...

I tried to behave for you
Just so you would not argue
I changed my personality
So you treat me with decency
My feisty temper doesn't agree
With your perfect idea of me
You even made a proposition
That I should be on medication
Remind me what you love about me, mister

Mister Unhappy
Mister Always Grumpy
Mister always cool
Mister often cruel
You're the one saying "I need some serious, serious fixing"
But who the hell are you to tell me what to do?

Now it's over and I feel like a newborn child
I see hope and beauty in the little patches of grass
You almost made me be like one of your sad fantasies
You almost made me feel like I wasn't with you...
No more wasting my life with you, Mister

Mister Superficial
Mister "I am so special"
Mister "Something's wrong"
Let me sing you a song
Mister Unhappy and Angry
Mister Sad and Dissatisfied
Mister controlling and mind fucking
Grumpy and Complexity
Mister cool, mister often cruel
You're so unhappy and lonely
Always saying "something is wrong with me"
Well, something is wrong with you, man
Because ever since it's over between you and I
I feel so... amazing!
Mister Unhappy...

Why didn't you let me be?

Mr Unhappy
Julie Delpy

Insomnio

Yo nunca tuve problemas para dormir, hasta ahora. No sé qué pasa, pero me acuesto y estoy mas de dos horas dando vueltas de un lado para el otro, tapándome hasta la cabeza, destapándome porque tengo calor, poniendo la Aspen que pasa sólo música, cambiando a alguna AM donde hablen mucho. Me siento incómoda con el piyama, siento frío cuando estoy en bombacha, me molesta el pelo largo, pero no me gusta dormir con el pelo atado. Anoche, por ejemplo, me acosté a las dos. La última vez que miré la hora eran las cuatro de la mañana. De ahí creo que pasaron algunos minutos mas hasta que me dormí.
Hoy le comentaba a una de las chicas de la productora. Lo conté riéndome, pero la verdad es que me preocupa. Jamás de los jamases tuve problemas para dormir. Al contrario, siempre fui de las que se dormían en el colectivo, en el cine, o incluso en el trabajo. Hace un tiempo había descubierto un remedio para los días en que me costaba un toque conciliar el sueño: American Dreamz. Es una película que me parece maravillosa, pero siempre (siempre) a los cuarenta minutos caía rendida. Algunos días atrás la terminé de ver por primera vez en mi vida.
Mi compañera me dijo "yo también tenía problemas y hacía todos los rituales". Yo también los hago: cuento ovejas, pienso qué tengo que hacer al día siguiente, tomo un boldo, o un tilo, un vaso de leche (sola, qué asco, para llegar a eso es porque estoy desesperada), y nada. Me dijo mi compañera "tenés que darte un baño de inmersión con alguna esencia de lavanda". Pero a mi me anda mal el calefón y el agua me sale tibia. Utilizo la ducha mas a modo de trámite que de relax. Y tampoco quiero llegar al gin tonic o al porro.
Puede, es posible, aunque no quiera admitirlo, que necesite un beso de las buenas noches. ¿Se consiguen en algún lugar?

--- - --

Y se puso a limpiar, como si metiendo lavandina en el inodoro pudiera eliminar todos los gérmes de su cabeza.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Metafóricamente hablando

Saco un clavo y lo reemplazo por un perno.

**** *** **

Mantra de miércoles

Rompeme el corazón
Rompeme el corazón
Rompeme el corazón
Rompeme el corazón
Rompeme el corazón
Rompeme el corazón
Rompeme el corazón

Culpa

Anoche, cuando hice el té, le saqué fotos, lo edité en photoshop, y le puse textos explicativos, estaba un poco ebria. Quizás eso explique haber hecho esa grandísima boludez. Para colmo me parecía "copante" (y dije, varias veces, en voz alta, la palabra "copante" mientras preparaba todo). Eso nomás, que hoy tengo vergüenza propia, pero tengo que aprender de mis errores, así que lo voy a dejar ahí, y cada vez que entre voy a decir "Ah, pero vos sos boluda full time, eh".

Insomnio



Nótese, una vez más, lo pésima que soy con el Photoshop.

martes, 20 de octubre de 2009

¿Qué es la felicidad?

Un omelette con ensalada de rúcula, tomates cherry y semillitas de sésamo, un vaso de vino, y algunos capítulos de "Curb your enthusiasm". De postre, dos kiwis acompañando algunos cuentos de A.C.

Hoy, eso, es mi felicidad.
Mañana vemos.

La boludez del día

Se está por largar el diluvio universal y yo me pongo a jugar a la jardinerita.

La puteada que aprendí hoy

"Te voy a arrancar las orejas y
te las voy a meter en el orto
así escuchás bien clarito
como te lo rompo a patadas."

By Mariano
Quién otro podría.

El mail que no mandaré

"Are you alive?"

Un chino

El paso de los años puede medirse en muchas cosas: canas, kilos de mas, nuevas mañas, o el repentino gusto por el té de boldo. Pero también podés darte cuenta que estás grandecita cuando te toca trabajar (ser par) con uno de tus primeros profesores de la facultad. Son cosas que pasan. Pero, ¿pasa que justo el ex profesor que ahora es tu par es uno por el cual babeabas toda la clase?. Me llama y me pide cosas que casi no entiendo, son esas que él me enseñó hace algunos años. Su materia fue la única que estuve a punto de desaprobar, porque ya sabemos lo boludona que me pongo cuando me gusta alguien. Y yo simulo que entiendo todo lo que me dice, me hago la simpática, y le digo "obvio, no hay problema, yo lo hago, cuando termino te lo paso". Y corto. Y cuando corto no sé qué carajo tengo que hacer. Pero paciencia, paciencia y voluntad siempre me sobran, asi que averiguo, recuerdo, intento, me frustro, hasta que desubro cómo hacer lo que tengo que hacer. Es un CHINO. Quiero decir: pocas veces en mi vida trabajadora me han tocado hacer trabajos tan chinescos y minuciosos. Asi que pongo música tranquila, música "amable", me preparo un mate, y arranco. Hoy no esperen mucho de mi, tengo que demostrarle a mi ex profesor que ahora es mi par que entendí todo lo que él me enseñó, y que además soy inteligente, linda, simpática, etcétera, etcétera, etcétera.


lunes, 19 de octubre de 2009

Porque me hace reir





Esto se lo dedico a mi hermana

Iggy era uno de sus preferidos, y cada vez que escucho un tema de él, siento que ella todavía está.

Tal vez haga silencio hasta la tarde

Porque en este momento sólo pienso que: me duelen los ovarios, que quiero que un chico me llame, que tengo que bajar de peso, que debería salir a correr, que tengo que limpiar mi casa, que no quiero seguir durmiendo sola, que me voy a comprar un gato, que debería prostituirme, que no puede ser que trabaje un domingo hasta la madrugada y después no pueda comprarme el par de zapatos que me gusta, que tengo que abandonar la coca cola, que hoy a la noche me voy a emborrachar sola, que necesito irme de vacaciones, que mi mamá es una pelotuda, que mi papá es un pobre tipo, que mis sobrinos son lo mas, que hacer render es una mierda, que tu vida apesta, que la mia también, que si no me pongo a hacer algo me voy a ahogar con mis pensamientos y que si sigo asi la vida me pasa por delante y yo me quedo en pausa, viéndola pasar, y no da.

sábado, 17 de octubre de 2009

Comparison

Para paliar un poco la masculinidad de mi escritura (que yo no veo, por supuesto), el profesor me manda a hacer una tarea que de pensarla nomás se me hace tediosa. Entonces vuelvo en el colectivo pensándola, y claramente no me sale. No sé hacer comparaciones. Y no sé si eso está bien o mal, pero es lo que sucede. Hay ciertos momentos en que se me ocurre una que otra, pero son tan estúpidas que me abstengo de cosiderarlas como parte del cuento.

Cuando bajo del colectivo pienso qué sucedería si conozco a un muchacho ridículamente romántico, que todo el tiempo esté haciéndome comparaciones. Que mis ojos parecen almendras, o que estar conmigo es vivir en primavera. Yo me pego un tiro. Pero ojo, puede que de ahí salga algo lindo. Se me ocurrió una escena, para un cuento que no llevaré al taller porque me van a retar.

Estábamos en la cama. Él me estaba acariciando el hombro hacía una película, por lo que yo sentía un leve ardor. Le corrí la mano al brazo, y empezó nuevamente con su acto de caricia corrosiva. De repente se sentó en la cama y me dijo: "¿Sabés una cosa?", hizo una pausa dramática, me sonrió, llevó su mano a mi rostro, y continuó: "Sos como un jazmín". Yo lo miré, suspiré, me senté en la cama, y le pregunté por qué. "Por qué qué" me dijo él. "Que por qué te parece que soy un jazmín". Y él, de nuevo sonriendo, de nuevo acariciando, contestó tranquilo, como si estuviera diciendo una obviedad: "Porque sos blanquita, suave, y siempre tenés rico olor". "¿Vos me estás cargando, no? ¿Vos realmente me mirás a mi y te imaginás un jazmín?" Él no respondió, supongo que estaba acostumbrado a que yo hiciera silencio ante cada una de esas estupideces que me decía. "No, posta te digo. Te juro que yo no entiendo como podés verme como un jazmín. O sea: ¿vos sos conciente de la pelotudez que acabás de decirme? Yo me banqué eso de que estar conmigo era como estar en primavera todo el tiempo, y me banqué que me dijeras que mis curvas son tan perfectas que parecen una autopista. Aunque ojo, lo de la autopista me pareció un poco desafortunado. ¿Pero un jazmín? ¿Estás seguro? ¿Una planta? Vos me estás diciendo que me ves como una planta. Podés agregar que me venden en las florerías por ramito, o que pasados algunos días el olor que largo es fétido. Podés decir eso, si querés, que también son características del jazmín. O no. ¿Sabés que podés decir que estaría re copado? Podés decir que los jazmines tienen cierta tendencia a atraer a cualquier tipo de bicho." Él sonrió. Evidentemente, no había entendido nada.

Tendencias criminales

Lo único que veo en la calle es gente que está yendo a ver a Depeche Mode. Qué ganas de convertirme en punga por un rato.

Equilibrio

Hoy mi profesor de taller me dio un consejo: "Sacate el pito cuando escribas". Aparentemente, escribo como hombre.
Un rato mas tarde me preguntó algo, el mismo profesor, y yo estaba desatenta, asi que me quedé callada. "Es como si entrevistara a Luisana Lopilato", sentenció.

Decí que hoy tengo un buen humor de la putísima madre.

La vecinita tiene antojo

Mientras tomo un desayuno tardío, como medialunas de grasa, miro de reojo las plantas de mi patio e intento terminar un cuento, la vecina está cogiendo como loca.

viernes, 16 de octubre de 2009

El discreto encanto de discutirle

Él me dice "la vida es una lucha" y yo pongo cara de que no estar comprendiendo del todo lo que me está diciendo, porque realmente, no estoy comprendiendo del todo lo que me está diciendo. Se despacha con un sermón sobre lo difícil que es la vida, las veces que uno se siente complicado, ahogado, aburrido. Y yo como un pedazo de pizza y le digo que no me parece que la vida tenga que ser necesariamente una lucha. Alzo el vaso de cerveza como si fuera una borracha empedernida y digo que habría que brindar por la vida. O sea: vida complicada, chupámela. Y le digo, esto de jodida nomás, que su pensamiento es demasiado cristiano para mi gusto, como si vivir realmente fuera cargar una cruz durante una equis cantidad de años. Entonces el me retruca, porque cuando nos ponemos serios, mas ahora que estamos separados, competimos en todo, y yo sé que le afecta muchísimo que yo haya relacionado el cristianismo con algo que dijo él. En fin, me retruca. Y por supuesto que para retrucarme nombra a Jung, porque él es como un fan de Jung, anque creo que leyó un libro y buscó algunos datos biográficos por Wikipedia. Me cita a Jung y yo le digo que no me importa, que realmente Jung no me importa. Que si lo que tiene Jung para decirme es que la vida hay que lucharla y parirla, no, gracias, para eso ya tengo mi propia mierda. Y se pone colorado de la bronca, porque en general yo siempre acaté y admiré todo lo que tenía para decirme, y ahora la tortilla se dio vuelta, y qué querés que te diga, si querés pensar que tu vida es una lucha bien por ti, si eso te hace feliz, pues ve y lucha por tu vida. Yo no. No puedo pensar que siempre va a ser una lucha. Sí hay batallas, que hay que pelearlas y no siempre uno termina ganando, pero al menos uno lo intentó. Sentarse a comer un pedazo de pizza, tomar un vaso de cerveza, citar a Jung y decir que la vida es una lucha es demasiado Carlín. Me levanto y le digo "ok, me aburrí de hablar de esto". Y me voy al baño, me siento en el borde de la bañadera y pienso lo bien que hice en separarme.

Los caminos de la vida

Mirá la boludez que voy a relatar a continuación sólo para justificar el gasto de dinero que realizaré hoy por la tarde.

Ayer hice mi gran grulla origami con un pedazo de cartulina que quedó de alguna vez que le hice una tarjeta hermosa, con dibujos y letras gordas al señor que vivía conmigo. Se la había pegado en la puerta de entrada de casa, del lado de adentro, para que cuando cerrara la puerta la viera. Y no, claramente, como era de esperar, no la vio un carajo.
Agarré ese pedazo de cartulina que en la foto parece amarilla pero en la realidad es como un color medio salmón, e hice la grulla y me sentí la reina del origami (mi reinado duró hasta que quise hacer una rosa, y miré un mismo video doscientas veces y nunca entendí qué hacía el forro que supuestamente me estaba enseñando, y que iba a la velocidad de la luz y asi nadie puede seguirte hermano, bajá un cambio). Después planifiqué: "Mañana voy a la Papelera Palermo y compro papeles de origami". La Papelera Palermo es el paraíso de los que tenemos como deporte favorito juntar porquerías. Cada vez que voy paso horas adentro, quiero llevarme todo y la plata, por supuesto, nunca me alcanza para nada.
Hoy a la mañana dije que no, que no podía ir a comprar mis papeles de origami básicamente porque si los compro, no hay regalo del día de la madre. Y a mi me da por las pelotas que existan los "días de" (salvo el del niño, en el que siempre reclamo algo) pero a mi madre no. Entonces, cambié papeles de origami por obsequio para la madre que me parió.
Pero los caminos de la vida me iluminaron con una señal, y mis planes volvieron a cambiar. Me llamó mi jefa de mi otro trabajo para decirme no sé qué cosas y pedirme por favor que hoy fuera a trabajar. No hacía falta que me pidiera por favor, porque ya tiene claro que tengo el sí fácil. Y cuando corté pensé "Apa, mi otro trabajo queda a la vuelta de la Papelera Palermo". Así que hoy voy, compro papeles y de regalo a mi madre, no sé, supongo que una grulla color verde puede estar ok.

Aspen, la radio de los clásicos

jueves, 15 de octubre de 2009

Hágalo usted misma


Ahora me creo la Reina del Origami.

Increíble II

El placer que me causa ir a ciertos blogs y comentar de manera anónima.

Increíble

La panza que estoy portando en estos días.

Una historia de desamor III

Conocés a un ideal. Y cuando elijo usar la palabra "ideal" es porque ninguna otra en el mundo podría reemplazarla. Es, verdaderamente, todo lo que buscaste siempre. No sólo cumple con alguna de las características que te gustan en los hombres, sino que las cumple todas. Es simpático, gracioso, bueno, apuesto, inteligente, etcétera. Habla tu mismo idioma, entiende tus chistes aunque sean de pésimo gusto y escucha la misma música pedorra que vos. Podés pasarte horas hablando con él, sabés que siempre te vas a divertir. Pero hay un problema, claro, porque estas son historias de desamor, y si todo saliera perfecto ya estaríamos en el terreno del amor, un terreno que transité y me desilusionó tanto que preferí borrarlo de mi mapa. En fin, me fui por las ramas, pero la cosa es que hay un problema: ese, que es ideal para vos, que es lo que siempre buscaste, ese no te gusta.

Por ejemplo, lo conocés en una oficina. Trabajan en el mismo piso, con algunos escritorios de distancia, y vos no hablás con nadie, porque todos te parecen estúpidos, porque no podés creer que estén contentos de trabajar en ese espantoso lugar en el que los controlan como si en cualquier momento alguno fuera a prender fuego el lugar. Y lo ves a él, tranquilo, que también mira de reojo los escritorios que lo rodean, que ríe con los ojos de las pavadas que escucha, que saca cagando a una que lo invita a un after office y cosas de gente de oficina que se conforma con pasarse ocho o nueve horas sentada en una mesa abrochando papeletas y peleando por los clips, a cambio de tener después una noche de sexo salvaje con algún boludo de corbata desabrochada que toma cerveza en el after.

Un día él se acerca a vos con alguna excusa que no viene al caso, y entonces confirmás que el tampoco está contento con ocho horas de oficina, y que, mejor aun, también cree que todos ahí son estúpidos. Entonces se hacen amigos. Siempre ocurre que cuando conocés a un ideal te hacés amigo. Y en el fondo, puede que sea ese el preciso motivo por el que sabés, de antemano, que no podría funcionar con él. Una vez que te hiciste amigo de alguien, es difícil poner la amistad en peligro por un dudoso polvo.

Almorzás con él, a veces te escapás a media mañana a tomarte un café y el te acompaña. Los chistes que se hacen entre ustedes rozan lo cruel con toda la gente de la oficina, pero ustedes se entienden. Le contás chismes de las chicas de la ofi, él te cuenta con quién está caliente cada uno de los muchachos. Y te reís. Todo el tiempo te reís. A veces el te deja alguna carpeta en el escritorio y desubrís un post-it con algún comentario sobre alguien y te reís fuerte. Largás una carcajada, que quiebra el silencio aburrido que reina en la oficina.

Pero no pasa mas. Estás todo el día en contacto con él, hasta que se despiden en la puerta del edificio hasta el día siguiente. De hecho, ni siquiera se hablan por teléfono, puede que hasta ni siquiera se hayan pasado los teléfonos.

Un día llorás. Llorás en el baño y se te corre el delineador. Te sentás en el inodoro, te sonás la nariz, respirás tranquila tratando de tranquilizarte. Y no es que te haya pasado algo grave, es simplemente que ese día te levantaste y te sentiste sola, y te diste cuenta que estabas acostumbrada a estar sola, y te pegó como el orto. Pensaste que todos los días de tu vida son iguales, sabés que cuando salgas de la oficina vas a volver a tu departamento y nadie va a estar esperándote, y sabés que vas a volver a cenar sola, mirando el programa de Tinelli y pensando chistes para hacerle a él, al día siguiente. Y cuando salís está él. Y lo ves ahí, sabés que es ideal, y hacés fuerza para que te guste, para mirarlo con otros ojos, pero no te sale, no podés, en tu panza no hay nada parecido a una mariposa. Él te pregunta, claro, qué te pasa, y te invita a tomar un café. Pero le decís que no, que mejor no, que tenés que trabajar. Porque vos sabés que el sí te mira con otros ojos, sabés que con un solo movimiento podés tenerlo en tu cama y él sería feliz, porque vos también sos ideal para él, y encima le gustás. Ese día te invita a comer a su casa. Y vos, que sabés que no tenés que hacerlo porque vas a terminar lastimándolo, porque sabés que no te gusta, porque sabés que vos sí le gustás, pero estás en un día especial, estás débil, te sentís sola, y no querés volver a cenar mirando televisión, le decís que sí.

En la cita te comportás como una idiota. No es con mala intención, es simplemente que querés dejar en claro que esta es una cena de amigos y nada mas. El se esfuerza. Intenta hacerte reír, te cocina algo que sabe te gusta, alquila una película de Woody Allen porque sabe que sos fanática. Entonces comés, te reís, mirás la película, tomás vino, estás relajada, y seguís preguntándote por qué, por qué no te gusta este, que te trata bien, que te divierte, que es inteligente, que sabés no te va a lastimar. Entonces lo besás. Y mientras lo besás te das cuenta que no, que las mariposas siguen sin aparecer, que no querés estar ahí, empezás a pensar en tu piyama, en tu cama, en tus pantuflas, en la oficina, en por qué no te pasa nada, en que te volviste insensible, que nunca mas te vas a enamorar, y él te toca las tetas, y objetivamente te está tocando como a vos te gusta, pero vos seguís sin sentir nada. Entonces lo frenás. Le decís "No puedo" y agarrás tus cosas y te vas.

Al día siguiente él se va a acercar a vos, te va a decir que necesita hablarte, y vos vas a sentir que lo único que podés hacer por él después de cómo lo dejaste es escucharlo. Entonces lo escuchás. Él habla de no perder la amistad, de lo importante que sos para él, de lo mucho que te quiere, y ahí dejás de escucharlo. Lo mirás, y te das cuenta que sos una histérica de mierda, que siempre andás buscando cosas imposibles, y que cuando encontrás eso imposible lo estás dejando pasar, pero también sabés que otra cosa no podés hacer, que no podés obligarte a querer a alguien, que no podés tragarte un frasco de mariposas para que revoloteen en tu panza. "Todo bien", le decís, y volvés a tu escritorio.

Después lo evitás. Tratás de cambiar tu horario de almuerzo, inventás reuniones de trabajo, le decís que no miraste Tinelli y que por eso no tenés idea de lo que te está hablando. Algunos meses mas tarde, vas a buscarte otro trabajo, y nunca mas vas a saber de él.

(Próximas entregas: "Conocés a un cínico" y "Conocés a un boludo")

Hemos vuelto

lunes, 12 de octubre de 2009

Sobre el amor II

"You are my favorite person"

Principio gastronómico

-Pero todavía no le cocinaste a nadie, ¿no?
-No, para nada.
-Y... no. La cocina es amor.

Era Marta, la reina

Me estoy dejando llevar por el mar chicos, perdón.

Inconmensurable

La cantidad de comida que ingerí este fin de semana.

Balompié II

Naturalmente soy de Velez, y en alguna época de mi vida estuve muy familiarizada con todos los torneos, porque estar de novia con un camionero significa pasar los domingos comiendo facturas y mirando doscientos partidos a la vez.

De cualquier modo, hoy no estoy cerca del fútbol, y mucho menos de Velez, y eso me permite poder estar feliz cuando gana cualquiera. Hace un rato papá me traía a casa después de 24 hs de ser únicamente hija, y justo coincidimos con la salida de la gente del monumental. Papá puteó, porque está carente de paciencia. Yo, en cambio, me copé viendo cuánta gente feliz había en la calle, cantando, sonriente, tocando bocina, con banderas, y qué se yo... piel de gallina de nuevo.

sábado, 10 de octubre de 2009

Balompié

No me gusta el fútbol por una sola razón: la única vez que jugué metí un gol en contra. Sin embargo, cada vez que el grito de un gol retumba en el patio de mi casa, se me pone la piel de gallina. Recién sucedió eso. Y me dio un poco de bronca que no me gustara el fútbol.

Y sucedió otra cosa: me encuentro hace cinco minutos tarareando "Hay que saltar, hay que saltar, el que no salta no va al mundial". Temo pasarme la noche cantando eso. Están avisados.

La palabra clave

Ficción

viernes, 9 de octubre de 2009

Una historia de desamor II

Conocés a un pibe bueno. Realmente bueno. De esos que no matan ni una mosca. Te gusta. Le gustás. Salen. Tienen una ansiada primera cita que se postergó varias veces, en general porque vos cancelaste. Salen a comer. Te lleva a una parrilla, por ejemplo "El 22". Pegan onda. Vos sos un poco cínica y te reís de todas las personas que tenés alrededor, y él se ríe de tus chistes. Paga él, y vos sentís que un poco te gusta eso de la caballerosidad. Te lleva a tu casa. Hasta ahora no te dio un beso, ni te agarró la mano ni te rozó la pierna, pero vos sabés que le gustás. Entonces lo besás vos. Da besos dulces, tranquilos, te acaricia el pelo, y vos, que venías lastimada de una relación en la que te trataban como el orto, te calentás como nunca. Pero él te dice "Hoy no", y volvés a tu casa y, tal vez te tocás un poco y te dormís con una sonrisa inmensa en la cara.

Te llama. Es de los que si dicen "Te llamo", te va a llamar. Vuelven a salir. Te lleva a otro lugar. Vos estás relajada, hablás tranquila, no estás tan cínica como en la cita anterior, porque sabés que no es necesario hacerte la mala e irónica frente a él, que es bueno y no te mata ni una mosca. Ésta vez sí, cogen. O deberías decir que hacen el amor, pero la expresión te parece horrenda. Te quedás con "cogen". Él es suave, cuidadoso, no te pega ni un chirlo, ni te dice "puta", no te rasguña, aunque vos a él sí. Tenés un buen orgasmo, intenso, de esos que no tenés desde... que no tenés desde hace mucho.

Y todo fluye. Él te escucha cuando despotricás contra el mundo, vos lo escuchás cuando te cuenta problemas laborales. Él corre a la farmacia a la madrugada si te duelen los ovarios, y te acaricia el pelo cuando llorás. No es de hablar mucho, porque con una mirada te dice todo lo que necesitás saber. Y vos lo entendés. Empiezan a manejarse con un lenguaje amoroso, es posible que se pongan algún apodo estúpido como "pupi" o "chú". Él es de esos tipos que siempre caen bien. Un tipo macanudo. Cuando le sugerís que no tiene que llamarte todos los días por teléfono él acata, entiende, no se enoja. Si van a un asado o a un cumpleaños, el sonríe, charla, escucha, cuenta anécdotas divertidas. Y vos estás como en un mundo paralelo. Vos, que sos puro cinismo, sentís que él podría ser el padre de tus hijos. Y se lo decís. "Te amo" puede que vaya a contestarte él.

Y sigue fluyendo. Conocen a las familias respectivas, se divierten juntos, duermen bien (esto es, por ejemplo: él te abraza un ratito antes de quedarse dormido, y después se da vuelta, porque a ninguno de los dos les gusta dormir enredados), los sábados a la noche alquilan películas, en general las elegís vos porque las veces que eligió él se comieron tremendos bolazos, y piden delivery, comen chocolate, fuman marihuana, se ríen, se abrazan, digamos que son felices. Tus amigas te envidian, y te lo dicen, tu mamá agradece que al fin hayas encontrado una buena persona, tu papá te pregunta por él cada vez que te llama por teléfono, y vos sonreís. Todo el tiempo sonreís.

Un día ocurre algo inesperado. En tu bandeja de entrada de mail aparece un nombre conocido, un nombre de un masculino, que forma parte de una vida pasada. Pregunta cómo estas, en qué andás, contame cosas. Respondés. Entonces empieza un pequeño histeriqueo vía mail, y vos le contás a una amiga que te dice "es sano, el histeriqueo es sano, permite que el fuego de la pareja siga encendido". Y vos te reís, porque no podés creer que una amiga tuya haya utilizado la metáfora del fuego con respecto a una pareja, más precisamente tu pareja. Con el visto bueno de tu amiga, seguís con el histeriqueo, que poco a poco va subiendo de tono, hasta que un día te encontrás una madrugada teniendo sexo virtual con el masculino, y arreglando que la semana que viene pueden verse, y hacerse todo en vivo y en directo. Se ven. Cogen. Él te pega en la cola, te dice "puta", te rasguña, vos gritás, le pedís más.

Sentís culpa. Te sentís la peor persona del mundo. Sabés que no deberías estar haciéndole esto a la persona mas buena que hayas conocido en tu vida, sabés que lo estás lastimando, aunque él no tenga ni idea. Entonces le contás. Te sacás la culpa de encima contándole, mientras llorás, pedís perdón, jurás que fue esa única vez, que no lo querés perder, que es el amor de tu vida, que no podrías vivir sin él. Y él, por supuesto, te perdona.

Andás un tiempo con cautela. Le demostrás que te importa, le decís que lo amás, lo mimás, lo escuchás, lo hacés reir. Hasta que aparece otro. Pero esta vez no le decís nada, preferís cargar con la culpa antes que volver a lastimarlo. Y el siempre bueno, siempre comprensivo, siempre ciego frente a todas las mentiras que le decís. "Salgo con las chicas". "Trabajo hasta tarde". "No tenía señal en el celular". Y apareece otro. Otro. Otro. De uno te gusta el humor, de otro te gusta que sea fotógrafo, de otro que baila el tango. Algunas noches, aunque duermas con él, pensás por qué no existirá uno que reúna todas las cualidades que te gustan de todos esos, casuales y olvidables masculinos.

Con el tiempo ya te acostumbraste. Sos una experta en meter los cuernos, sabés qué decir y qué no, sabés mentir hasta con la mirada, manejás tu cuerpo, conocés las trampas, los secretos. Te has vuelto una profesional. Y ahí, en ese momento, cuando estás tan segura de estar haciendo todo bien, ya no sentís mas culpa. Entonces lo dejás. Él no entiende, te pregunta, llora, cuestiona, te echa en cara que te perdonó una infidelidad y que se hizo el boludo con todas las demás, porque te quiere, te ama, te necesita. Y vos, que te creías la dueña del universo, te sentís mas miserable que una cucaracha. Pero no cedés. Entonces todo se termina.

Algunos años mas tarde te vas a reencontrar con él en algún lugar extraño, puede ser la cola del supermercado, puede ser un recital. Y él te va a contar que está casado, que tiene un hijo, que es feliz. Y vos vas a volver a sonreir, aunque esta vez de envidia.

(Próximas entregas: "Conocés a un ideal" y "Conocés a un cínico")

Reciencito

M: Estoy cansada, porque duermo mal. Me despierto muchas veces a la noche.
N: ¿Y por qué te despertás?
M: Eh... no sé.
N: ¿No será que extrañás a alguien?
M: No, la verdad que no. Para nada.

Rameros tenían que ser

Hoy nos levantamos un poquito oscuras, pero se nos está pasando. Y te digo una cosa: si nunca fuiste a un recital de los Auténticos Decadentes, no tenés ni idea del verdadero significado de la palabra "fiesta".

Una historia de desamor I

(o de cómo me volví una pesimista del amor)

Conocés a un pibe que te gusta, un poco. "No sé cómo levantarme a este pibe que me gusta un poco" le decís a tus amigas, y tus amigas que son copadas y la tienen mas clara que vos te ayudan, un poco. Resulta que el pibe te invita a salir. En la cita la pasan bien, o esa es tu impresión. Te lleva a tu casa. No te dio ni un beso, nada de nada. Y vos no sabés. No entendés si tu impresión era errónea, entonces te tirás a la pileta y lo invitás a pasar. No decís "Querés tomar un café", porque eso te parece de gente mayor. Y hoy día la histeria masculina está en boga, se consigue al por mayor, entonces el pibe primero te dice "No sé, mañana tengo turno con el médico temprano". Y vos, que por dentro querés matarlo a trompadas, le decís, despreocupada "Ok, no hay problema", solo eso, no tratás de convencerlo, porque así como la histeria masculina está locamente de moda, vos conocés la histeria femenina y sabés cómo reaccionar ante un caso de estos. Entonces el pibe cae. Entra a tu casa. Cogen. Está bueno. Él está bueno. Vos te sentís buena. El polvo, los polvos, son maravillosos. Y tal vez "maravilloso" es un poco mucho, pero ponele que venías de un par de fiascos, entonces sí, te parece "maravilloso".

Al día siguiente, naturalmente, estás en la nada misma. No sabés si fue un one-night stand o qué. Y por las dudas, porque no sos ninguna boluda, te quedás en el molde. Te ponés ansiosa, y empezás a matar la ansiedad con un alfajor diario que sabés se va a reflejar en tu trasero, pero qué mas da. Esperás. Aparece. Garchan. No sabés. Esperás. Ansiedad. Aparece. Garchan. El ciclo se repite no sé, cinco o seis veces, y lo tenés controlado. Porque si hay algo que sabés es que no podés engancharte con este tipo, porque tiene un prontuario dudoso, porque las dos personas que lo conocen y te conocen te dijeron "No te enganches con este tipo", y vos les estás haciendo caso. Te sale bien. Estás contenta porque podés. Y por ejemplo, alguien, ponele una amiga, empieza a hincharte las pelotas: "¿Pero están saliendo o no?". Vos, canchera, ya le explicaste que no, que no están saliendo, nada mas lejano, que solo garchan, pero *cómo* garchan.

Lo volvés a ver. Y esa vez que volvés a verlo, te das cuenta que pasaste treinta segundos mirándolo fijo, como una boluda, y te agarra miedo. Porque pensás que tal vez estés empezando a engancharte. Te aterrorizás. Te alejás. Te hacés la superada. Él se ríe de las cosas que decís, no sé, puede que le resultes un poco loca (o medio pelotuda), o algo por el estilo. Y pensás "quiero hacerte reir mas", pero no, no se lo decís, porque no podés, porque no da. Y al día siguiente de ese encuentro, o en alguno de los días posteriores, seguís pensando que querés hacerlo reír mas, pero seguís sabiendo que no da. Ensayás un discurso. Se acabó lo que se daba. Le vas a decir que mejor no, que no se sigan viendo, porque estás un cachito enganchada, y sabés que no podés engancharte con él, y que por tu salud mental y la de él (aquí podés inventar que te ponés muy hinchapelotas cuando te gusta alguien) preferís no seguir viéndolo. Y él posiblemente te diga "ok", porque los hombres en general dicen ok y nada mas (o intentan explicar mil cosas que a una no le interesan en lo absoluto). Pero ¡zas!, la siguiente vez que lo ves se vuelve a reír, y vos pensás "no, lo tengo controlado, no pasa nada, no pasa nada, puedo seguir garchando y está todo bien". Y seguís.

El día posterior a cada encuentro te ponés un poquito pelotuda. Estás contenta pero no hablás con nadie. Algunas imágenes de la noche anterior se cruzan en tu cabeza, caprichosas y desordenadas, y vos tal vez sonreís en el colectivo, o en la calle. Y es muy posible que la gente piense que estás mal de la cabeza, pero no te importa, porque estás mal de la cabeza todos los días, no sólo el día posterior al día en que lo viste a él. Después el pelotudismo se te pasa, y te tranquilizás. Sabés, efectivamente, que no estás enganchada, que estás teniendo un comportamiento sano y saludable, que la estás pasando bien y nada mas.

Entonces volvés a verlo. Y aquí aparece ese momento de inflexión. Estás en la cama, y te das cuenta que acabás de hacerle dos chistes de esos que rozan el mal gusto, lo hiriente. Y "mierda" pensás, porque sabés que vos sólo tratás mal a los chicos que te gustan mucho. Estás a cinco segundos de decirle un montón de cosas, de hacer un primer planteo cuando sabés que no tenés ningún derecho de hacer planteos. Lo mirás, estás callada, a punto de cometer el error que ya cometiste muchas veces. Entonces, como si estuvieras soñando despierta, lo ves: le planteás "dónde estamos yendo" y él puede responderte dos cosas. Puede decirte que no quiere mas que esto, o puede decirte que le gustás mucho (significando eso, al menos para las mujeres, un "ok, empecemos algo mas copado"). En cualquiera de los dos casos sabés que tu respuesta va a ser positiva: le vas a decir que sí al "sigamos así", le vas a decir que sí al "empecemos algo mas copado".

Si le das play a la película del "sigamos así", sabés que vas a terminar llorando un montón de noches, comiendo kilos de chocolate, deprimida, mirando tortuosas películas de amor, porque él no te llama y vos estás al horno de enganchada, a punto caramelo, y después te vas a enterar que él anda con otras minas. Y te vas a enojar, aunque no tengas derecho, porque esto era algo sin compromiso. Y puede que te vuelvas un poco obsesiva, que ese enganche con ese pibe se convierta en lo único que te mantiene bien, que estés feliz sólo cuando te llama y triste todo el resto de la semana, y que termine él por darte una patada en el ojete porque "te volviste loca, hija de puta".

En cambio, si le das play a la película del "empecemos algo mas copado", es posible que te sientas en el paraíso, que estés feliz, que sientas que nunca en la vida estuviste tan bien. Van a empezar a salir mas, vas a conocer a sus amigos, él a los tuyos. Van a ir a fiestas, a comer, a pasear. Tus domingos de soltera empedernida no van a ser iguales, porque vas a tener alguien con quien desayunar. Algunas veces en la semana vas a dormir acompañada, te vas a sentir plena. Te vas a enamorar como nunca. Y ahí, cuando estés enamorada como nunca, pueden suceder dos cosas, que son hermosas por igual: el pibe va a venir con un planteo de "necesito mas espacio" o te vas a enterar que te cagó. Y vas a terminar llorando un montón de noches, comiendo kilos de chocolate, deprimida, mirando tortuosas películas de amor, porque él no te llama y vos estás al horno de enganchada, a punto caramelo. Y puede que te vuelvas un poco obsesiva, que ese enamoramiento con ese pibe se convierta en lo único que te mantiene bien, que estés feliz sólo cuando te llama y triste todo el resto de la semana, y que termine él por darte una patada en el ojete por "te volviste loca, hija de puta".

Entonces le vas a dar stop a esas dos horrendas películas, y vas a volver a mirarlo, vas a decir alguna pavada, él se va a reír, vos te vas a preguntar "por qué arruinar esto" y te vas a ahogar en un simple y efectivo "cómo me calentás". Y sabés que al día siguiente te vas a poner un poquito pelotuda, pero sabés que después se te va a pasar. Y vas a estar orgullosa de vos, porque sabés que no estás enganchada, porque sabés que no te podés enganchar.

(próximas entregas: "Conocés a un bueno" y "Conocés a un ideal")

Ay

jueves, 8 de octubre de 2009

Las minitas conversan

M: Y eso, el lunes a la noche me di cuenta que hacía como siete horas que no hablaba con nadie. Y me pegó como el orto.
G: Y, sí, me imagino...
M: Yo te estoy preparando, porque soy buena amiga, para cuando vivas sola. No es todo color de rosa.
G: No sabés lo que me pas...
M: Te digo, estaba en la cama, sola, eran las dos mas o menos, y no me podía dormir, y quería charlar con alguien.
G: Me hubieras llamado.
M: Dos de la mañana.
G: Te asesino si me llamás a esa hora.
M: Y me quedé ahí como una boluda, no sabía qué hacer...
G: ¿Y no te hiciste una paja? Como para matar el tiempo...

///

G: No sabés lo que me pasó el martes. Fui al baño, me pasé el cotonete, y desapareció el algodón.
M: ¡No!
G: Sí, me agarró pánico, asi que desperté a mi vieja. Mi vieja me dijo: "Mirá si serás boluda eh, ¿a esta hora se te ocurre?"
M: ¿Pero qué hicieron?
G: Nada, me fui a dormir, pensando que se me iba a hinchar, una infección, no sé, cosas...
M: Que te ibas a morir.
G: Claro. Al otro día fui al hospital. No tenía nada.
M: Já.
G: Se me cagaron de la risa.

///

G: ¿Y qué te vas a poner?
M: El vestidito negro, obvio.
G: Mirá que está fresco, eh.
M: Sí, me llevo saquito. Y campera.
G: ¿La campera negra?
M: No, la nueva, la gris.
G: Ah, la canchera.
M: Exacto.
G: Tá bien, la de levantar machos.
M: Sí, para lo que me sirve...

///

G: ¿Segura no querés venir al campo el finde?
M: No. Vienen mis padres a comer.
G: Bajón.
M: Mal.

El aburrimiento nos enciende

A: Una verga, precisamente
B: Totalmente. Aparte, falta que se hagan la manicura y coman tortita negra, mientras cuentan chismes. Son un grupo de Doñas Rosas del conurbano bonaerense.
A: Fueron manzaneras de chiche Duhalde.
B: Jajaja.Se hacen la toca por las noches.
A: Jajaja. ¡Ahora sos la hija de puta, tomadora de té de boldo!
B: Jajaja
A: ¡La toca!
B: No no, yo sólo estoy poniéndome en el lugar de ellos.
A: Hace veinte años hacia que no escuchaba "la toca".
B: Se hacen la tintura unos a otros mientras se cuentan con quién coge la gordita de la vuelta.
A: Si, y la de enfrente, que el marido la cuernea.
B: Claro, y la hija de otra, que quedó embarazada, siempre fue medio atorrantita.

Estamos hablando de un grupo de muchachos.

Amigos con talento

The Rat inside your head dirigido por Alejandro Millán Pastori con los increibles Karamazov Bros.

Sobre el amor

"A: And I want to play hide-and-seek and give you my clothes and tell you I like your shoes and sit on the steps while you take a bath and massage your neck and kiss your feet and hold your hand and go for a meal and not mind when you eat my food and meet you at Rudy's and talk about the day and type up your letters and carry your boxes and laugh at your paranoia and give you tapes you don't listen to and watch great films and watch terrible films and complain about the radio and take pictures of you when you're sleeping and get up to fetch you coffee at midnight and have you steal my cigarettes and never be able to find a match and tell you about the tv programme I saw the night before and take you to the eye hospital and not laugh at your jokes and want you in the morning but let you sleep for a while and kiss your back and stroke your skin and tell you how much I love your hair our eyes your lips your neck your breasts your arse your...

and sit on the steps smoking till your neighbour comes home and sit on the steps smoking till you come home and worry when you're late and be amazed when you're early and give you sunflowers and go to your party and dance till I'm black and be sorry when I'm wrong and happy when you forgive me and look at your photos and wish I'd known you forever and hear your voice in my ear and feel your skin on my skin and get scared when you're angry and your eye has gone red and the other eye blue and your hair to the left and your face oriental and tell you you're gorgeous and hug you when you're anxious and hold you when you hurt and want you when I smell you and offend you when I touch you and whimper when I'm next to you and whimper when I'm not and dribble on your breast and smother you in the night and get cold when you take the blanket and hot when you don't and melt when you smile and dissolve when you laugh and not understand why you think I'm rejecting you when I'm not rejecting you and wonder how you could think I'd ever reject you and wonder who you are but accept you anyway and tell you about the tree angel enchanted forest boy who flew across the ocean because he loved you and write poems for you and wonder why you don't believe me and have a feeling so deep I can't find words for it and want to buy you a kitten I'd get jealous of because it would get more attention than me and keep you in bed when you have to go and cry like a baby when you finally do and get rid of the roaches and buy you presents you don't want and take them away again and ask you to marry me and you say no again but keep on asking because though you think I don't mean it I do always have from the first time I asked you and wander the city thinking it's empty without you and want what you want and think I'm loosing myself but know I'm safe with you and tell you the worst of me and try to give you the best of me because you don't deserve any less and answer your questions when I'd rather not and tell you the truth when I really don't want to and try to be honest because I know you prefer it and think it's all over but hang on in for just ten more minutes before you throw me out of your life and forget who I am and try to get closer to you because it's beautiful learning to know you and well worth the effort and speak German to you badly and Hebrew to you worse and make love with you at three in the morning and somehow somehow somehow communicate some of the/ overwhelming undying overpowering unconditional all-encompassing heart-enriching mind-expanding on-going never-ending love I have for you."

Sarah Kane, Crave