jueves, 1 de octubre de 2009

Una minita pensante

Qué mal humor tenía anoche conmigo misma. Quería ponerle pausa a mi cabeza y dejar de pensar al menos dos segundos. Pero no podía. Traté de distraerme escuchando música, leyendo un libro, mirando una película, comiendo porquerías. Nada. Pensaba, pensaba y pensaba. Imaginaba escenas. Inventaba historias. Construía diálogos. Soñaba despierta. El autocontrol que tuve hasta hace un par de días se estaba yendo al carajo, y no podía parar. Intenté, en vano, sacudirme todas las ideas de mi cabeza, esconderlas en el inconciente, olvidarme que existen, hacerlas aparecer sólo en mis sueños. Y no. No sucedió. Seguí pensando, pensando, pensando. No atendí el teléfono, no podía parar de pensar. No hablé siquiera con mi madre. Me bañé con agua fría, y aun así seguía pensando. Me acosté y traté de dormir. Demoré casi dos horas. Dos horas interminables, en las que ni siquiera dejé de pensar por un segundo. Mierda. No quiero ser minita, es agotador.

No hay comentarios: