viernes, 9 de octubre de 2009

Una historia de desamor I

(o de cómo me volví una pesimista del amor)

Conocés a un pibe que te gusta, un poco. "No sé cómo levantarme a este pibe que me gusta un poco" le decís a tus amigas, y tus amigas que son copadas y la tienen mas clara que vos te ayudan, un poco. Resulta que el pibe te invita a salir. En la cita la pasan bien, o esa es tu impresión. Te lleva a tu casa. No te dio ni un beso, nada de nada. Y vos no sabés. No entendés si tu impresión era errónea, entonces te tirás a la pileta y lo invitás a pasar. No decís "Querés tomar un café", porque eso te parece de gente mayor. Y hoy día la histeria masculina está en boga, se consigue al por mayor, entonces el pibe primero te dice "No sé, mañana tengo turno con el médico temprano". Y vos, que por dentro querés matarlo a trompadas, le decís, despreocupada "Ok, no hay problema", solo eso, no tratás de convencerlo, porque así como la histeria masculina está locamente de moda, vos conocés la histeria femenina y sabés cómo reaccionar ante un caso de estos. Entonces el pibe cae. Entra a tu casa. Cogen. Está bueno. Él está bueno. Vos te sentís buena. El polvo, los polvos, son maravillosos. Y tal vez "maravilloso" es un poco mucho, pero ponele que venías de un par de fiascos, entonces sí, te parece "maravilloso".

Al día siguiente, naturalmente, estás en la nada misma. No sabés si fue un one-night stand o qué. Y por las dudas, porque no sos ninguna boluda, te quedás en el molde. Te ponés ansiosa, y empezás a matar la ansiedad con un alfajor diario que sabés se va a reflejar en tu trasero, pero qué mas da. Esperás. Aparece. Garchan. No sabés. Esperás. Ansiedad. Aparece. Garchan. El ciclo se repite no sé, cinco o seis veces, y lo tenés controlado. Porque si hay algo que sabés es que no podés engancharte con este tipo, porque tiene un prontuario dudoso, porque las dos personas que lo conocen y te conocen te dijeron "No te enganches con este tipo", y vos les estás haciendo caso. Te sale bien. Estás contenta porque podés. Y por ejemplo, alguien, ponele una amiga, empieza a hincharte las pelotas: "¿Pero están saliendo o no?". Vos, canchera, ya le explicaste que no, que no están saliendo, nada mas lejano, que solo garchan, pero *cómo* garchan.

Lo volvés a ver. Y esa vez que volvés a verlo, te das cuenta que pasaste treinta segundos mirándolo fijo, como una boluda, y te agarra miedo. Porque pensás que tal vez estés empezando a engancharte. Te aterrorizás. Te alejás. Te hacés la superada. Él se ríe de las cosas que decís, no sé, puede que le resultes un poco loca (o medio pelotuda), o algo por el estilo. Y pensás "quiero hacerte reir mas", pero no, no se lo decís, porque no podés, porque no da. Y al día siguiente de ese encuentro, o en alguno de los días posteriores, seguís pensando que querés hacerlo reír mas, pero seguís sabiendo que no da. Ensayás un discurso. Se acabó lo que se daba. Le vas a decir que mejor no, que no se sigan viendo, porque estás un cachito enganchada, y sabés que no podés engancharte con él, y que por tu salud mental y la de él (aquí podés inventar que te ponés muy hinchapelotas cuando te gusta alguien) preferís no seguir viéndolo. Y él posiblemente te diga "ok", porque los hombres en general dicen ok y nada mas (o intentan explicar mil cosas que a una no le interesan en lo absoluto). Pero ¡zas!, la siguiente vez que lo ves se vuelve a reír, y vos pensás "no, lo tengo controlado, no pasa nada, no pasa nada, puedo seguir garchando y está todo bien". Y seguís.

El día posterior a cada encuentro te ponés un poquito pelotuda. Estás contenta pero no hablás con nadie. Algunas imágenes de la noche anterior se cruzan en tu cabeza, caprichosas y desordenadas, y vos tal vez sonreís en el colectivo, o en la calle. Y es muy posible que la gente piense que estás mal de la cabeza, pero no te importa, porque estás mal de la cabeza todos los días, no sólo el día posterior al día en que lo viste a él. Después el pelotudismo se te pasa, y te tranquilizás. Sabés, efectivamente, que no estás enganchada, que estás teniendo un comportamiento sano y saludable, que la estás pasando bien y nada mas.

Entonces volvés a verlo. Y aquí aparece ese momento de inflexión. Estás en la cama, y te das cuenta que acabás de hacerle dos chistes de esos que rozan el mal gusto, lo hiriente. Y "mierda" pensás, porque sabés que vos sólo tratás mal a los chicos que te gustan mucho. Estás a cinco segundos de decirle un montón de cosas, de hacer un primer planteo cuando sabés que no tenés ningún derecho de hacer planteos. Lo mirás, estás callada, a punto de cometer el error que ya cometiste muchas veces. Entonces, como si estuvieras soñando despierta, lo ves: le planteás "dónde estamos yendo" y él puede responderte dos cosas. Puede decirte que no quiere mas que esto, o puede decirte que le gustás mucho (significando eso, al menos para las mujeres, un "ok, empecemos algo mas copado"). En cualquiera de los dos casos sabés que tu respuesta va a ser positiva: le vas a decir que sí al "sigamos así", le vas a decir que sí al "empecemos algo mas copado".

Si le das play a la película del "sigamos así", sabés que vas a terminar llorando un montón de noches, comiendo kilos de chocolate, deprimida, mirando tortuosas películas de amor, porque él no te llama y vos estás al horno de enganchada, a punto caramelo, y después te vas a enterar que él anda con otras minas. Y te vas a enojar, aunque no tengas derecho, porque esto era algo sin compromiso. Y puede que te vuelvas un poco obsesiva, que ese enganche con ese pibe se convierta en lo único que te mantiene bien, que estés feliz sólo cuando te llama y triste todo el resto de la semana, y que termine él por darte una patada en el ojete porque "te volviste loca, hija de puta".

En cambio, si le das play a la película del "empecemos algo mas copado", es posible que te sientas en el paraíso, que estés feliz, que sientas que nunca en la vida estuviste tan bien. Van a empezar a salir mas, vas a conocer a sus amigos, él a los tuyos. Van a ir a fiestas, a comer, a pasear. Tus domingos de soltera empedernida no van a ser iguales, porque vas a tener alguien con quien desayunar. Algunas veces en la semana vas a dormir acompañada, te vas a sentir plena. Te vas a enamorar como nunca. Y ahí, cuando estés enamorada como nunca, pueden suceder dos cosas, que son hermosas por igual: el pibe va a venir con un planteo de "necesito mas espacio" o te vas a enterar que te cagó. Y vas a terminar llorando un montón de noches, comiendo kilos de chocolate, deprimida, mirando tortuosas películas de amor, porque él no te llama y vos estás al horno de enganchada, a punto caramelo. Y puede que te vuelvas un poco obsesiva, que ese enamoramiento con ese pibe se convierta en lo único que te mantiene bien, que estés feliz sólo cuando te llama y triste todo el resto de la semana, y que termine él por darte una patada en el ojete por "te volviste loca, hija de puta".

Entonces le vas a dar stop a esas dos horrendas películas, y vas a volver a mirarlo, vas a decir alguna pavada, él se va a reír, vos te vas a preguntar "por qué arruinar esto" y te vas a ahogar en un simple y efectivo "cómo me calentás". Y sabés que al día siguiente te vas a poner un poquito pelotuda, pero sabés que después se te va a pasar. Y vas a estar orgullosa de vos, porque sabés que no estás enganchada, porque sabés que no te podés enganchar.

(próximas entregas: "Conocés a un bueno" y "Conocés a un ideal")

12 comentarios:

Heraclita dijo...

Muy bueno.

Perro que ladra dijo...

Te la re-bancas, minita. Lo único que no aclaraste fue la marca del alfajor.

maru dijo...

heraclita: gracias!

perro: jorgito, blanco. orgásmico

Anónimo dijo...

¡Qué imaginativa que sos! Porque es todo ficción, ¿no?

Anónimo dijo...

¡Que imaginativa sos! ¿Es todo ficción, no?

Anónimo dijo...

Gracias por este escrito....me ayudo a no entrar en la fase de los alfajores....parece que fuera la película que estoy por ver en mi vida....que bajón....gracias....
Creo que lo peor que te puede pasar es entrar en ese juego que no va....

maru dijo...

amanda: digamos que es un compendio de muchas historias, mias y de amigas. tiene algún que otro detalle real, pero es todo ficción.

maru dijo...

anónimo: no es para tanto!! vos andá y disfrutá todo lo que puedas... y aflojale a los alfajores que son adictivos!

LeO dijo...

Yo no entiendo para qué tanto quilombo, si ya existen los alfajores orgásmicos.

No se pueden comprar por mayor y chau?

Marian dijo...

Confieso que me da mucha paja leer blogs, con post tan largos.
Confieso, también, que no puedo dejar de leerte.
Contradicción de minita.

Ramer, te dije que el alfajor orgásmico por demás, es el capitán del espacio. Probalo, y quizás la historia cambie...

(como buena minita, me detuve en el alfajor y me hice la pelotuda con los detalles del relato :P)

Genial, linda!!

Bsos y feliz finde largo!

Anónimo dijo...

clap clap clap.,. La verdad que muy bueno.,.,
La pregunta es: si nos pasa a nosotros, porque nos tildan de maricones???

Lila Biscia dijo...

Excelentisimo!
Una perfecta descripción de esos momentos y pensamientos!
Lastima que no llegué nunca a la etapa del autocontrol!
Me encanto este post.
Beso.