martes, 20 de octubre de 2009

Un chino

El paso de los años puede medirse en muchas cosas: canas, kilos de mas, nuevas mañas, o el repentino gusto por el té de boldo. Pero también podés darte cuenta que estás grandecita cuando te toca trabajar (ser par) con uno de tus primeros profesores de la facultad. Son cosas que pasan. Pero, ¿pasa que justo el ex profesor que ahora es tu par es uno por el cual babeabas toda la clase?. Me llama y me pide cosas que casi no entiendo, son esas que él me enseñó hace algunos años. Su materia fue la única que estuve a punto de desaprobar, porque ya sabemos lo boludona que me pongo cuando me gusta alguien. Y yo simulo que entiendo todo lo que me dice, me hago la simpática, y le digo "obvio, no hay problema, yo lo hago, cuando termino te lo paso". Y corto. Y cuando corto no sé qué carajo tengo que hacer. Pero paciencia, paciencia y voluntad siempre me sobran, asi que averiguo, recuerdo, intento, me frustro, hasta que desubro cómo hacer lo que tengo que hacer. Es un CHINO. Quiero decir: pocas veces en mi vida trabajadora me han tocado hacer trabajos tan chinescos y minuciosos. Asi que pongo música tranquila, música "amable", me preparo un mate, y arranco. Hoy no esperen mucho de mi, tengo que demostrarle a mi ex profesor que ahora es mi par que entendí todo lo que él me enseñó, y que además soy inteligente, linda, simpática, etcétera, etcétera, etcétera.


1 comentario:

Marian dijo...

Éxitos, Ramer!!

Después contanos como termina la historia. :D

Besos!