No sé qué soñaba. Había: un auto, un hombre (que yo conocía pero ahora no recuerdo quién era), alguien que iba a morir de un momento a otro. Quien se moría, era yo. Ibamos en el auto, y en el sueño sabía por qué iba a morirme, y sabía que podía pasar en este segundo, o en el siguiente. Pero no recuerdo los detalles, los pormenores no son lo mio. Yo tengo recuerdos globales nomás.
Me desperté. Eran las tres y media, no hacía mas de cuarenta minutos que me había dormido. La radio ya se había apagado. Estaba tapada enteramente, y bajo las sábanas era todo oscuridad y olor a vainilla. Me agarró un miedo de la putísima madre. Me quedé ahí, quieta, un rato, con la convicción de que si salía de abajo de la frazada, me iba a encontrar con un señor parado cerca mio. Paralizada. Quería prender la radio, necesitaba dejar de escuchar ese silencio tan atemorizante, necesitaba saber que en algún otro lado también había alguien despierto. Rogaba escuchar en la radio a los trasnochados de siempre que cuentan qué están haciendo, o hablan de la "consigna del día" o cosas asi. En cambio, me quedé ahí, inmóvil, y después de un rato, me destapé. Destaparme hizo ver que debajo de las sábanas era mucho peor, al fin y al cabo yo duermo con la luz de la cocina prendida porque le tengo miedo a los fantasmas. Me acomodé boca arriba, pero ya no pude dormirme. Cada vez que sentía mis ojos cerrarse, ese miedo a morir volvía con mas fuerza. Habré estado, fácil, otros cuarenta minutos jugando a no dormirme. Después, perdí.
Me desperté. Eran las tres y media, no hacía mas de cuarenta minutos que me había dormido. La radio ya se había apagado. Estaba tapada enteramente, y bajo las sábanas era todo oscuridad y olor a vainilla. Me agarró un miedo de la putísima madre. Me quedé ahí, quieta, un rato, con la convicción de que si salía de abajo de la frazada, me iba a encontrar con un señor parado cerca mio. Paralizada. Quería prender la radio, necesitaba dejar de escuchar ese silencio tan atemorizante, necesitaba saber que en algún otro lado también había alguien despierto. Rogaba escuchar en la radio a los trasnochados de siempre que cuentan qué están haciendo, o hablan de la "consigna del día" o cosas asi. En cambio, me quedé ahí, inmóvil, y después de un rato, me destapé. Destaparme hizo ver que debajo de las sábanas era mucho peor, al fin y al cabo yo duermo con la luz de la cocina prendida porque le tengo miedo a los fantasmas. Me acomodé boca arriba, pero ya no pude dormirme. Cada vez que sentía mis ojos cerrarse, ese miedo a morir volvía con mas fuerza. Habré estado, fácil, otros cuarenta minutos jugando a no dormirme. Después, perdí.
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