Cuando estoy sola y no puedo dormirme, voy hasta el living y agarro “American Dreamz” (así, con z). La pongo en el dvd y sé que me gusta, que me divierte, que me parece una película hermosa. También se que, como un cuento para un niño, esta película es el mejor somnífero para mi mundo. En la mitad de cualquier escena, no importa si estoy en el piso doblada de la risa, me quedo dormida. Es inexplicable. Pero pasa eso.
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