martes, 15 de marzo de 2011

Lo único que tengo claro es que, posiblemente, los pies sean lo mas feo del cuerpo humano

Ayer llegué a casa y medité algo asi como cinco minutos si iba o no iba al gimnasio. Apagué el celular, agarré mis cosas y bajé a la panadería. Adquirí una mini cremona y volví a casa a tomar mate en pantuflas y pensar en cosas mas interesantes que el odioso "y ocho mas" de las profes de gimnasio.

Extraño mucho escribir acá con poco filtro y contarles detallecitos mínimos de mi vida que por momentos es desdichada y por momentos envidiable. No sé qué me pasa que últimamente no les cuento cosas. Porque antes les contaba eso, "cosas", así, a secas. Les contaba qué había cenado y la película que había visto. Les contaba cuál era el mantra del día y por qué el otoño me apagaba. Ayer volví, un ratito, y les conté de mi personaje antisocial. Y pienso que tal vez estas cosas que me pasan, con el blog, con el gimnasio, con la vida, sean parte de esa transformación a una persona mas encerrada en sí misma. Y tal vez debería hablar del retorno a esa persona, a esa que siempre fui: encerrada, callada, introspectiva.

Estoy con un proyecto nuevo. Un proyecto conjunto, con dos personas que quiero muchísimo, con dos personas el triple de inteligentes que yo ("el triple" es tirar una cantidad, pero creo que es mucho mas que el triple). Nos juntamos, tomamos fernet, pensamos ideas y después nos quedamos callados media hora, casi sin mirarnos. En esas medias horas de silencio yo pienso en lo bueno que va a estar el proyecto. No sé qué pensarán ellos. El proyecto me divierte y me va a consumir tiempo y energía. Pero me divierte. Tanto me divierte que ayer estuve desde las siete hasta las once escuchando cumbia, no solamente porque me gusta sino porque la cumbia es parte del nuevo proyecto (cumbia rules!). Hacía mucho que no tenía algo en que pensar durante todo el día y que todo ese pensar resultara divertido y estimulante. El proyecto nuevo, que ya tiene nombre y en dos semanitas lo van a conocer, sumado al trabajo que se cayó antes de empezar, retrasaron mi renuncia por tiempo indeterminado. No renuncio no porque no quiero, tampoco porque no hayan cambiado mis condiciones laborales: no renuncio porque este trabajo me da la posibilidad de tener muchísimas horas libres para dedicarlas, adiviná, a mi proyecto nuevo. Y el proyecto nuevo es lo que mas me divierte.

Sigo antisocial, sin ganas de salir y con pocas ganas de hablar. Mañana voy a ver a mi amiga embarazada un poco porque tengo que acariciarle la panza, otro poco porque se viene la fecha en la que el crío sale al mundo exterior; pero qué difícil: querer ir y no querer ir. Tener ganas pero no tantas. El sábado tengo una fiesta y ya prometí que iba y me torra grosso pensar en estar en un lugar con mucha gente y música fuertísima. Después voy y la paso bien, pero si me preguntás hoy: no, no tengo nada de ganas. Estoy un poco de mal humor también, un poco irritable. Por eso también es que estoy hablando poco. Son como mil cosas al mismo tiempo, se me mezcla todo y ya no sé si estoy de mal humor y por eso no hablo o si no hablo porque estoy cansada, si salgo de mi casa porque está sucia o si me quedo porque tengo mil series para ver. Se me confunden las causas y las consecuencias y la verdad es que no, no sé si vino primero el huevo o la gallina.

Las prioridades van cambiando. Lo que hasta el año pasado me desvelaba este año me torra inmensamente. Tengo ganas de viajar, y de viajar mucho, y de repente leo el relato de un parto y quiero ser mamá. Estoy como las criaturas: mierda veo mierda quiero. Y las cosas se me van pasando y los días y las horas van desapareciendo y yo sigo haciendo listas de pendientes (tareas pendientes, lugares pendientes, compras pendientes) y no tacho ninguna y cuando reviso la lista para ver qué puedo tachar me doy cuenta que de todo eso, me interesa la mitad. Tengo pocas cosas claras y las que están claras son un poco lejanas y por momentos imposibles de cumplir ("me quiero comprar una casa"). Supongo que son momentos de incertidumbre y ansiedad, pero no de desesperación. Lo dije ayer y lo repito: estoy tranquila, estoy caminando despacio, sin tropezarme ni caerme. En algún momento, cuando esté preparada, empezaré a trotar.

Pero hay tiempo para eso.

5 comentarios:

Makuni dijo...

que el tiempo no logre el desinterés de la otra mitad de la lista de pendientes.
hay que darle pelota a esas listas.
me intriga el proyecto, no aguanto!

Lucía dijo...

te leo y me siento un poquito más normal, a mi eso me pasa más o menos tres o cuatro veces al año jajaja. Pero por lo menos se que después se me pasa solo.

Anónimo dijo...

el título era para otro post?

Eleanora Rigby dijo...

La vida no es un "Run, Forest, Run..!!" lo aprendí hoy. Beso, de Eleanora Rigby

Renata dijo...

Me inspirás y me ayudás mucho, casi todas tus palabras son las que yo siento, publiqué en mi face un post tuyo (puse la fuente) y todos pensaron que era yo.
Gracias por ayudarme a exteriorizar, o simplemente por estar.