Yo quería que este año fuera la excepción: comprar los regalos en noviembre, armar el arbolito el ocho de diciembre, organizar en mi departamento la cena del treinta y uno. En cambio, mi casa sigue sucia, no tengo arbolito pero sí decenas de pajaritos origamis en colores bellísimos, no tengo regalos y de nuevo ("de nuevo" dignifica: como en el 2009, 2008, 2007, 2006) tengo que ir a comprar los regalos el 23 de diciembre o el 24 a la mañana. Y no llegué a comprarme el arbolito pero me estoy quedando sin plata, asi que será para el año que viene.
Tengo lucecitas, eso sí.
Una guirnalda de lucecitas blancas con mini bolas chinas que se prenden y se apagan. Se prenden y se apagan. Se prenden y se apagan. Y yo las miro una hora. Dos horas. O tres.
Tengo lucecitas, eso sí.
Una guirnalda de lucecitas blancas con mini bolas chinas que se prenden y se apagan. Se prenden y se apagan. Se prenden y se apagan. Y yo las miro una hora. Dos horas. O tres.
3 comentarios:
Y si compras de esos chiquitos que son simbólicos? Asi no falta donde poner los regalos!
Hacé como yo. Que fui al balcón, agarré un malvón medio seco y le otorgué el título oficial de árbol navideño 2010.
El vegetal, agradecido. Y todos contentos.
Ahhh! No te preocupes que es el primer año que casi -no la palabra CASI- lo logro.
Y bueno, creo que es parte de nuestra naturaleza ¿no?
PD: Te cuento que además tengo la costumbre de no poder aguantar y doy los regalos antes (excetuando a los nenes, claro está)
Salud, saludos y ¡CHIN - CHIN!
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