viernes, 12 de noviembre de 2010

Trastornos alimentarios

A mi me gusta mucho comer, y odio profundamente vomitar. Creo que por esas dos razones nunca padecí bulimia o anorexia. Pero sí tuve trastornos alimentarios.

Cuando era chiquita era un alfiler de flaquita. Se me notaban las costillas, los huesos de la pelvis, las clavículas. Y no me gustaba comer nada: no me gustaban las verduras, no me gustaba la carne, no me gustaban los fideos recalentados ni me entusiasmaban las achuras. Me tenían que obligar a terminar el plato y el postre (el maldito "postre" al que mi madre llamaba "postre" no era mas que una manzana arenosa partida al medio. Eso no es postre señores padres, las cosas por su nombre). Era flaquita. Tenía los brazos angostos, no podía usar pulseras porque se me caían. Tampoco cinturones porque el agujero mas chiquito a mi me quedaba gigante. Tenía la cara medio chupada, y el pelo largo, rubio, por la cintura, con un corte recto (en mi época las chiquitas íbamos a la peluquería sólo a cortarnos las puntas, nunca un rebajado, nunca un corte diferente, siempre largo hasta la cintura, jamás las puntas florecidas). Pero un día, "me hice señorita".

No recuerdo cómo se sucedieron los cambios, tengo la imagen mental del antes y el después, no sé si fue de golpe o paulatino, pero de repente, a la edad en que empezamos a gustar concientemente de chicos del grado, que nos queremos ver lindas, yo tenía granos horribles, había engordado diez kilos, me habían crecido unas tetas que para el grupo de amigas eran despampanantes, la espalda se me había ensanchado, y tenía panza. Y ahí empezó la lucha.

Pasé muchos años peleada con mi cuerpo. Y cuando digo muchos no exagero: siempre me veía gorda, horrible, grandota, fofa. Yo quería tener ese cuerpecito que había tenido alguna vez. Quería los brazos angostos, la panza chata y las clavículas salidas para afuera. Y tuve señores alrededor que no colaboraron: el apodo mas amoroso y repetido que escuchaba era "gordita". El chiste era venir, agarrar un rollo de mi panza y moverlo, y como si eso no hubiera sido ya suficiente humillación, agregar "qué rollitos, gordi". O darme una palmada en la cola y decir "¿Comemos flan hoy?". Esos chistecitos chiquitos, esos comentarios que hasta podrían verse inocentes, a mi me partían al medio el cuarto de ego que todavía conservaba, eran una puñalada que me destruía cada vez mas. Esos comentarios me volvían mas gorda, mas fofa, mas fea.

En esos años de pelea con mi cuerpo hice dietas crueles, fui al nutricionista, me obsesioné con el gimnasio, dejé de ir al nutricionista, comí galletitas de cartón, almorcé lechuga sola (o lechuga con sal), dejé de lado los verdaderos postres y me hice mejor amiga de las frutas. Pero a mi seguía gustándome demasiado la comida. Almorzaba una milanesa de soja, sí, pero a media tarde me atragantaba con un paquete entero de galletitas de chocolate. Me sentía culpable por la cantidad que había comido y juraba, repetía, con una mano en el corazón: "Mañana dejo de comer como un cerdo". Iba y venía. De dieta cruel que me hacía poner de mal humor a correr varios kilómetros por semana a decirle sí a tres kilos de helado. Era frustrante. Era espantoso. Sentir que la pasaba como el orto porque comía cosas sin sabor y encima seguir fea, gorda, fofa. Me daba vergüenza ir a una pileta porque sabía que todos iban a pensar "qué hace la gorda esa acá".

Hace algunos días caminaba con un amigo por la calle. Me dijo que estaba linda y yo me miré y le dije: "Hace algunos años yo ni loca usaba calzas. Ahora sí, porque me reconcilié con mi cuerpo". Y no es mas que eso. Yo me amigué con mi cuerpo, acepté que nunca voy a tener el cuerpecito frágil que tenía a los nueve años. Acepté que siempre voy a tener una pancita, que naturalmente las tetas se me van a caer un poco.

No sé bien cómo pasó. Sí sé que desde hace algún tiempo, yo me miro y me veo cada vez mas linda. Y tal vez sea una cuestión de felicidad, de bienestar: me veo linda porque estoy bien, estoy contenta, se podría decir que estoy feliz. Me veo bien y me veo la panza y me río de mi panza, y si alguien me dice "gordi" le digo "sí, claro, a mucha honra, pasame un poquito de crema para las frutillas". Ya no puedo ni considerar la idea de hacer una de esas dietas inhumanas que hacen mis amigas, ya no me detengo a leer cuántas calorías tiene el paquete de galletitas, ni hago cuentas mentales ni repaso lo que comí ni me doy un "permitido". Ojo, tampoco nos confundamos: no me fui al otro lado, para el terreno del descontrol, para nada, sigo cuidándome, pero a otro nivel: ya no es querer alcanzar la flacura de una modelo, es no atragantarme con cualquier cosa y después no poder moverme. Ya no es hacer tres kilómetros corriendo para tener las piernas duras, sino para poder respirar mejor. Ya no es comer ensalada porque "la lechuga no engorda y llena", es comer ensalada porque no podés decirle que no a una ensalada de palta y tomate o de chauchas y espárragos. Es comer rico y sano porque quiero, porque me gusta, porque me hace feliz, y no porque tengo que adelgazar. No como carne mas de una vez por semana porque no me gusta la carne. No como un paquete de galletitas entero porque con dos o tres ya estoy bien. No cuento calorías, no me veo fofa, no me veo gorda, no me veo mal. Todo lo contrario: me veo espléndida.

22 comentarios:

Josefina dijo...

m-e e-n-c-a-n-t-o!

Unknown dijo...

No sabés cómo te entiendo. Como si eso que contás fuera casi mi propia historia.
Gracias por el post.

N dijo...

Querida, no sé si alguna vez ya te comenté algo, en todo caso, hola.
Ahora: clap clap clap. te felicito. te felicito la actitut y la sinceridad. Qué crueles, qué hasta abusivos, son esos comentarios y comentaristas, hijos de puta, horrible!
Y apuesto a que estás espléndida, y será qeu como dice gran empresa de cosmética Salud es belleza, o algo así. Yo estoy segura que es así. Salud! y a brillar!

Anónimo dijo...

Y tu psicólogo qué dice?

Virginia dijo...

Cuando empece a leer pense que hablabas de mi, era tal cual mi historia, es tal cual mi historia. Siempre decia cuando veian mi foto de pre adolescente "esta soy yo antes de la hecatombe" metiendole humor pero es verdad esos comentarios chiquitos te matan y te taladran el cerebro... yo llegue a estar super flaca, demasiado por una enfermedad, pero se ve que el cuerpo tiene memoria porque despues de 2 años volvi a engordar y ahora no puedo reconciliarme aun con mi cuerpo me sigue molestando esos rollos alrededor mio y bueno estoy viendo como hacer para mirarme al espejo y decir... "y si... esa soy yo y estos son mis rollos"

muy bueno tu post

aguanteelamor dijo...

somos lo que somos
cuando estamos contentos
con lo que somos.

=))
gracias por este post lindisimo.

Star dijo...

Sos una genia!
Saludos!

Romina dijo...

ay pero que acierto, me ha pasado lo mismo, cuando pequeña era un palillo y vivia de doctor en doctor para que me hicieran engordar, de grande tuve bulimia, hace 3 años que ya no lo hago, ahora me quiero bastante aunque hay dias en los que me siento insegura, pero tambien aprendi a disfrutar de mi y de la comida sin excesos :D

me encantas!

Rancilyo dijo...

Genial tu escrito. Eres una de las afortunadas que han logrado reconciliarse consigo mismas y disfrutar la vida.

Anónimo dijo...

Y ahora, sinceramente, que pudiste superarlo, ¿te reís de la gente que tiene problemas alimienticios o simplemente es gorda? ¿Criticas como van vestidas? ¿Te reís de ellas?

Bel dijo...

A mí me pasó exactamente igual. Yo era muy muy flaquita, y después de "hacerme señorita" todo comenzó a cambiar. No era gorda, para nada, pero me molestaba tener caderas, no estaba conforme con los cambios. Almorzaba un simple yoghurt ser con cereales (o a veces sin) y eso no ayudaba en nada. Porque toda la tarde me la pasaba comiendo, y me sentía mal por eso, pero qué iba a hacer? Después dejé el mal hábito del yoghurt pero seguía sintiéndome bastante mal por cada cosa que comía. Por supuesto, claro, sin dejar de comer.
Eso durante todos los 5 años de secundaria.
Este año empecé pilates, el gimnasio... empecé a comer sin preocuparme y me siento mucho mejor. Siempre fui flaca, y lo sigo siendo. Ahora, incluso, más que en esa época en la que comía medio mal. Pero no soy desnutrida, no tengo el cuerpo de anoréxica, tengo el cuerpo de una chica que come bien, hace algo de ejercicio y se siente feliz :)

dana dijo...

Hoy hablaba con mi hija, que tiene 14, de lo bueno que es aprender a convivir con uno aceptándose, queriéndose y cuidándose sin obsesionarse, le decía cuánto más feliz empecé a ser cuando logré ver mis puntos fuertes en lugar del centímetro de más de mi culo y me encantó tu historia para compartirla con ella, a ver si empieza a creer desde ahora que la panza chata no es la llave de la felicidad!
Me encantó como de una manera sencilla y franca dijiste lo que quisiera que ella escuche.

Lola dijo...

Me llegó mucho este post. Creo que estoy en esa etapa de reconciliarme conmigo misma, y de verdad necesito que sea así. Creo que muchas pasamos en mayor o menor medida por estos trastornos y son terribles... la fuerza es salir. Me hizo bien leerte. Un beso

Lucía dijo...

Te aplaudo de pie!
La verdad que eso que conseguiste es lo mejor del mundo: ser feliz con el cuerpo que uno tiene, sin necesidad de cambiar lo que es natural en uno. Yo paso por rachas, durante algún tiempo largo vivo enojada con mi cuerpo, y mi cara y mi pelo, pero por suerte también consigo cada tanto eso que vos contás, de mirarme al espejo y verme cada día más linda, de sentirme a gusto conmigo. Y cuando lo consigo, es genial = )

~Dolce Tanita~ dijo...

Hola Maru , hoy me contó una revistita chiquita que existía este blog y no dudé en entrar. Tu forma de escribir es ADMIRABLE y me encanta esa manera de transmitir tus sentimientos en forma de letras y plasmar tu vida y tus recuerdos de esa manera única y todos la disfruten. Aparte tenemos muchísimo en común!

Este posteo sobre trastornos alimentarios me llegó al alma ,es formidable y hermoso. Aparte yo voy a ser nutricionista porque no quiero que más chicas sufran lo que yo (casi caigo en la anorexia pero me salvé de pedo) y quiero hacer sentir esto que transmitís acá: La belleza surge de tu interior , de estar bien con vos misma, no hay que matarse por ser una Barbie , hay que disfrutar nuestro cuerpo y mejorarlo de la manera más sana posible , sin presiones , sin pretenciones estéticas. Sólo con conciencia y con armonía. Quererse es el primer paso de todo.


Un beso grande y seguí con esta actitud. Tu blog es magnífico. Saludos.

Ana dijo...

Por este tipo de post, es que me encanta leerte!
Pasamos cosas parecidas con el cuerpo y te felicito por haber hecho las pases con vos misma.
Yo estoy en camino, hay días que me sale mejor que otros.
Pero es verdad que la belleza está asociada a un sentimiento, a algo medio inexplicable que surge desde tu interior y hace que le sonrias al espejo, aunque no tengamos el cuerpo de Pampita.
Reitero, me encantó!

Miss Bgui dijo...

SOS espléndida.
Cada día escribis mejor. Admiración te tengo, eso es.

Beso y los escucho todos los días (?)

María Violencia dijo...

Te amé.

Me pasó, me pasa y supongo que me seguirá pasando lo mismo que a vos.

Enana dijo...

Yo siempre fui flaca, en una epoca engorde un poco (minimo, ni panza tenia)y ahi fue mi trastorno... no llegue a ser anorexica xq mi vieja siempre estuvo encima mio, pero estuve muy obsesionada con adelgazar cada vez mas, contaba las calorias de todo lo q comia y anotaba a diario q era lo q comia. Yo me veia gorda y pesaba 41 kilos. Ahora, con 30 años y una hija, sigo con ese trastorno xq se que nunca me voy a curar, xq si me veo un minimo rollo me pongo mal y me cuido, (aunq ahora no me privo de unas facturas o un helado o lo q se me antoje comer), xq a mi me gusta verme flaca, y poder ponerme la ropa q me gusta y verme bien, no estoy tisica como antes pero estoy bien. y ahora tengo miedo por que tengo hipotiroides, y tengo miedo de engordar y q no me agarre la locura de calcular todo lo q como. Y tampoco quiero verme gorda... no lo podria aceptar nunca.
Te felicito por superar eso, y aceptarte como sos.

Micaela dijo...

Te admiro, espero lograr algun dia aceptarme tal cual soy. Por ahora sigo pensando que mañana arranco la dieta, numerosas veces a la semana.

Anónimo dijo...

Gracias por decirlo, y por decirlo tan bien... creo que todas la mujeres hemos tenido, en mayor o menor medida, algún tipo de trastorno alimenticio, hemos estado peleadas con nuestro cuerpo, pero muy pocas lo dicen abiertamente.
Por suerte esto está empezando a cambiar. Se vé en la playa, por ejemplo: ya nadie usa maya entera, ahora todas las mujeres ejercen su derecho a la bikini con la frente en alto. Lo aplaudo.
Un abrazo.

Mechii . dijo...

Creo que todas pasamos por rachas similares. En mi niñez, era muy muy flaca y alta. A los doce, me desarrolle y era grandota. Mis compañeros me decían jirafa. Vivía encorvada debido a mi altura, ya que siempre fui la ultima de la fila, mido un poco mas de 1.70. Después engordé y ahora, con 19 años, estoy cuidándome, haciendo ejercicio y tratando de no pensar en cosas pasadas y que destruyan mi autoestima.