jueves, 3 de diciembre de 2009

Antes corría

Ahora, camina. Da un paso a la vez. Tranquila. Despacio. Mira el horizonte, y no se desespera por alcanzarlo. Antes tenía impulsos. Hablaba de más. Se ofendía rápido. Corría y se tropezaba, se caía, se chocaba con piedras, con obstáculos, se golpeaba, lloraba. Ahora no. Camina. Da un paso. Evalúa posibilidades. Calcula. Elige el camino. Si se equivoca, da algunos pasos hacia atrás. Piensa. Reflexiona. Es medida. Selecciona palabras. Escribe. Lee. Borra. Empieza de nuevo. Tiene paciencia. Tiene miedo. Por momentos quiere correr. Pero sabe que no puede. Puede, en realidad, pero no debe. No así. No, teniendo en cuenta todas las veces que corrió y terminó sin aire, cansada, agotada y con el corazón roto en mil pedazos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Pasa cuando uno se llena de experiencia y algunos años. Es bueno que no duela dos veces, hay que tener cuidado.
g.

Marian dijo...

El daño nos ayuda a crecer. Es una mierda, lo se.

Besos, tocaia.

LeO dijo...

Que lástima...

(dicen que) Es lindo andar por ahí libre de experiencias y sin miedo a rasparse las rodillas.

GEF dijo...

no me gusta caminar....aunque se que no debo correr.