Ahora, camina. Da un paso a la vez. Tranquila. Despacio. Mira el horizonte, y no se desespera por alcanzarlo. Antes tenía impulsos. Hablaba de más. Se ofendía rápido. Corría y se tropezaba, se caía, se chocaba con piedras, con obstáculos, se golpeaba, lloraba. Ahora no. Camina. Da un paso. Evalúa posibilidades. Calcula. Elige el camino. Si se equivoca, da algunos pasos hacia atrás. Piensa. Reflexiona. Es medida. Selecciona palabras. Escribe. Lee. Borra. Empieza de nuevo. Tiene paciencia. Tiene miedo. Por momentos quiere correr. Pero sabe que no puede. Puede, en realidad, pero no debe. No así. No, teniendo en cuenta todas las veces que corrió y terminó sin aire, cansada, agotada y con el corazón roto en mil pedazos.
4 comentarios:
Pasa cuando uno se llena de experiencia y algunos años. Es bueno que no duela dos veces, hay que tener cuidado.
g.
El daño nos ayuda a crecer. Es una mierda, lo se.
Besos, tocaia.
Que lástima...
(dicen que) Es lindo andar por ahí libre de experiencias y sin miedo a rasparse las rodillas.
no me gusta caminar....aunque se que no debo correr.
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