viernes, 3 de junio de 2011

El tiempo libre

No estoy acostumbrada a tanta cantidad de tiempo libre. Tiempo para mi, para hacer lo que tenga ganas de hacer o para no hacer nada. Tiempo para mirar películas todo el día, leer todo el día, escuchar música todo el día, dormir todo el día o limpiar todo el día. No entiende, mi cabecita de oficina, tener esta cantidad de tiempo y se atolondra con tantas cosas por hacer que algunos días termina por hacer nada. Estas mini vacaciones en un invierno que se está poniendo demasiado denso para mis pies que siempre están fríos, me gustan tanto que no quiero que se terminen. Me puse al día con cosas familiares y pude escuchar, sin dormirme, todas las tristezas que tiene mamá y también todas sus alegrías: acá no conté que mamá ganó dos medallas por dos primeros puestos en carreras de natación. Tampoco conté que mi papá lloró cuando ella se subió al podio para recibir las medallas. Tampoco conté que yo no estuve y eso me estruja el corazón. Tengo muchos filtros, acá, y cada vez que vengo a postear y escribo, borro, escribo, borro, se hacen evidentes.

Estaba con lo del tiempo libre y mi cabeza que no se acostumbra a este ritmo desparejo de levantarme un día temprano y al siguiente quedarme en la cama hasta el mediodía. Me lleno de posibilidades que raras veces se concretan: ir a Once lo tengo pendiente desde el mes pasado y todos los días encuentro una excusa perfecta para no salir de acá. No tener obligaciones es, para una persona rutinaria, como si te depositaran en un laberinto que no tiene salida: por un lado es entretenido y desafiante, pero al rato cansa y desespera. Tengo que acostumbrarme a no tener obligaciones y tengo que obligarme a no quedarme en la cama todo el día, porque después ando con dolores de cabeza interminables, que aturden, que golpean, y no es porque no duermo sino porque duermo demasiado y demasiado caliente. Tengo esa teoría rarísima y para nada comprobada de que dormir muy calentito abomba la cabeza y por eso después estos dolores. Seguro que nada que ver.

8 comentarios:

Milu dijo...

uh, yo tendría que estar estudiando. odio tener tiempo libre me siento culpable de estar al pedo.

Anabella dijo...

Desde que empece la facu que no tengo VERDADERO tiempo libre...siempre es 'Tiempo que deberia usar para estudiar'
En fin. Bien por vos, Ramera! Espero que puedas ir a Once pronto ;)

M dijo...

Huuyy anda a once y despejate, yo tiempo libre ya no tengo y nisiquiera termine el secundario... cuando no tengo que hacer me desespero.
Beso

Anónimo dijo...

Creeme que esta entrada no hacía falta.
Se nota que estas muuuuy al pedo.
Publicas posts uno o más por día prácticamente.
Bien por ti?

maru dijo...

anónimo, no entiendo si tenés buena onda o mala onda, pero el año pasado publicaba hasta 7 posts por día, y estaba llena de obligaciones

Anónimo dijo...

Trabajo y amor, me imagino que cuando uno está bien en estas dos áreas alcanza la plenitud. Supongo, por lo que escribís, que vos tenés la dicha de estar bien en la segunda...en mi caso, trabajo en lo que más me gusta y lo disfruto, relativamente pocas horas y gano muy bien, pero mi vida afectiva es patética. Algún día, ojala, estemos bien en las dos.

maru dijo...

anónimo: voy a darte esperanzas: se puede estar bien en las dos y es lo más cercano a la felicidad que haya vivido alguna vez. y te juro que tuve momentos patéticos de una y otra cosa.
besote

Pensamientos trasnochados dijo...

Tuve de esos días el año pasado, en los que podía ir a tomar mate y leer en el parque, o aceptar gustosa una invitación al cine a las 5 de la tarde