viernes, 20 de mayo de 2011

Salpicré de viernes

Hay una cosa que me tiene contenta y es que de repente, en casa, tengo máquina de coser. Me pone contenta especialmente por dos motivos: tengo una estupidez nueva con qué entretenerme y es un objeto lindo. Es una máquina de coser chiquita, antiquísima, negra, con letras doradas que dicen "Singer". Viene con un maletín que parece de Mary Poppins y con el que, cuando yo era chica, jugaba (precisamente) a Mary. Hay otra cosa que me tiene contenta: esta semana fui dos veces al cine y las dos veces la recontra pegué con las películas, las dos argentinas, las dos con grandísimos guiones y actuaciones preciosas y cuánto me reí con una, y cuánto me reí con la otra.

Hay una cosa que no me tiene contenta porque pone en evidencia cierta incapacidad mía para cortar con las cosas. Sigo diciéndole jefa a mi ex jefa, que me llama y me habla como jefa y yo respondo como empleada aunque sea ex empleada. No tenemos nada que nos ate y sin embargo yo no puedo terminar de cortar la soga de la relación. Como si la tuviera atada con cierto margen, como que puedo caminar tranquila, puedo alejarme, pero ante el primer tironcito vuelvo ahí, como un perro. Como un perro. El otro día me llamó y casi discutimos. Yo tengo paciencia pero tampoco tanta, y justificar por qué hago una cosa o por qué hago la otra me pareció algo que nada que ver. Me hizo pensar en la cantidad de veces que me encontré explicando cosas a gente que no merecía mis explicaciones, que no las necesitaba o, simplemente, que no tenían por qué interesarle. Soy demasiado dependiente de la aprobación del otro (en estos días estuve pensando si mi vuelta a la facultad no fue otro intento más por llenarme de devoluciones de, digamos, gente que sabe más y que sus palabras "está bien lo que decís" me inflen el pecho de orgullo).

Queda inconcluso, el post.
Tengo que ponerme a trabajar y pensar en esas cosas que no están bien conmigo no me copa.

Que estoy contenta por la máquina de coser.
Que también estoy contenta por las películas que vi.
Que lo demás, otro día.

Ayer confundí buena onda con confianza extrema y le dije al productor del programa donde trabajo que estaba editando lento porque no tenía ganas de trabajar. Que no tenía ganas, le dije. Y el me contestó: "¿Que estás cansada?" (supongo que fue como si me extendiera la mano para que yo no me hundiera en arenas movedizas, si yo le decía "eso, estoy cansada" se terminaba la conversación) y yo le contesté (porque cuando me hundo, ojo, que me ato una piedra al tobillo y fue) "No, cansada no, no tengo ganas de trabajar". Creo que no correspondía.

8 comentarios:

Maitota dijo...

Genial el final, para inflar pechos, ja

Sofía dijo...

Yo también tengo una singer! y por tu descripción, muy parecida.
Mucho no puedo opinar del resto porque nunca trabajé, pero si suelo tener también esas actitudes de satisfacer a los demás y no a mi misma.
No esta bueno, no esta bueno.
Me gusto la entrada
un beso, suerte:)

Bells dijo...

que estas estudiando? me intriga...

Milu dijo...

Amo coser! Yo tengo una guardada que es de Singer también :)

Ann dijo...

Tremendo el comentario al productor!
Qué lindo tener una Singer, tengo muchas ganas de aprender a coser! :)

Un beso

Tararira dijo...

Si ayuda,
dejame decir que espero ansioso saber cuál es la tercera feta del sánguche de cine nacional que me estoy preparando gracias a los monos sueltos.

Anton Cannobal dijo...

Qué bueno el juguete nuevo, me inspiraste a confeccionar algunas cosas para mi. Con respecto a las ataduras hacia las personas es cada vez más común, y sinceramente es lamentable el poder de magnetismo que tiene un humano con otro, no hay peor debilidad para un humano que otro mismo. En fin, son mis opiniones.
Me causó mucha gracia el final.
Son una "JEÑA" amiga :)

Periférica dijo...

Mi abuela tiene esa Singer. A mi me daba miedo, cuando era chica, se me hacía que mataba gente con esa cosa, porque era toda negra y parecía de bruja.

A mi también me pasa lo mismo, lo de las ataduras. Estoy intentado no ser tan así, pero cuando no lo sos, quedás como una amargada (especialmente con gente que no conocés).

Es jodido.