sábado, 8 de junio de 2013

Adiós, Mallorca. No sé si nos volveremos a ver

Mientras José y Kris nos llevaban en auto al aeropuerto de Mallorca nos preguntaron si la habíamos pasado bien y sin dudarlo y al mismo tiempo dijimos: "Mejor de lo que esperábamos".

Si no fuera porque José está viviendo en la isla jamás hubiera sido parte del recorrido para un primer viaje a Europa. Yo le tenía bastante prejuicio al lugar pero además pensaba que le quitaba un poco de coolness (como si tal estupidez existiera) al viaje que yo había planeado. Llegar a Son Servera primero y conocer después todo lo que conocimos (en especial Cala Tuent) me dieron vuelta los prejuicios y me cachetearon fuerte con ellos.

Las playas del Mediterráneo tienen agua fría y en algunas partes hay medusas y algas asquerosas pero tienen una perfección que yo no veía desde que a los quince me fui a Cancún. La naturaleza a la que tuve que someterme para poder adaptarme al lugar donde estaba me demostró dos cosas bastante importantes: que puedo controlar a mi cabeza mucho más de lo que a veces pienso y que puedo hacer cosas de las que no me creía capaz. También me demostró que antes que nada digo que no y que estoy como a la espera de que alguien me convenza de hacer lo que hay que hacer para yo terminar diciendo "Está bien, hagámoslo", como si todo el tiempo quisiera demostrar que puedo seguir adaptándome y puedo seguir venciendo mis propias barreras y mis propios prejuicios.

Además Mallorca estuvo divertido, mi cuñado hizo nudismo enfrente mio y yo hice topless frente a decenas de desconocidos. Además tomé y comí mucho, paseé, caminé, escalé y nadé. Toda la gente desconocida con la que me crucé fue amable (un día un chino me dibujó un mapa para volver desde Palma de Mallorca hasta Son Servera y lo hizo varias veces hasta que le salió perfecto), toda la gente con la que conviví me cayó bárbaro.

Mallorca, ahora que pasaron unos días y que ya estoy metida de nuevo en una gran ciudad, se me aparece como unos días relajados y medio hippies, unos días en los que la preocupación más grande era elegir una playa y pensar si llevar o no el mate. Unos días divinos que existieron de casualidad y que, como las mejores casualidades, no sé si se volverán a repetir.
 

3 comentarios:

Pau Go dijo...

Me leí de corrido los últimos posts, y me encantaron. Qué bueno el aporte de Juan! Y si, eso de llegar a lugares inesperados o poco comunes es lo que hace que el viaje sea único.

Nos vemos en Londres! Ahí no vas a tener problemas de naturaleza jaja

PD: No puedo explicarte lo mucho que me identifico con las cosas que te pasan, los miedos, las fobias, parece como si hablaras de mi.

Martín dijo...

Habrá que ir a visitar Mallorca entonces...

Marian dijo...

Qué bueno que el viaje sirva para seguir conociéndote <3
Te leo tan bien que me emociona mucho.
Adhiero a Pau, qué bueno el aporte de Juan! Queremos más aportes.
Otra cosa. Las fotos: IN CRE I BLES.