Algunos días llegás con ese pésimo humor que no te caracteriza en lo absoluto. Saludás a modo de trámite, te quejás por alguna nimiedad y te encerrás a pensar en andá saber qué cosas que puedan andar rondando por tu cabeza.
Algunos días yo me pongo todas las pilas del mundo aunque haya tenido un día de mierda, para que te pongas contento. Te ofrezco mate, tostadas, sanguchito o unas facturas. Y no es que para mi la felicidad pase sólo por lo alimenticio, es simplemente que nunca aprendí (o nunca me enseñaron) qué se hace cuando el otro está bajón.
Algunos días además te cuento chistes estúpidos o me invento anécdotas para robarte alguna sonrisa. Propongo ver alguna película en francés, solo para que sientas la satisfacción de entender todo lo dicho sin la necesidad de leer los subtítulos. O me acuesto al lado tuyo y te hago mimos en la espalda, o masajes en las pies porque capaz lo que te pasa se arregla con imposición de manos y no con un sanguche de jamón y queso.
Algunos días hago todas esas cosas a pesar de haber tenido un día de mierda, y lo que recibo a cambio es la muestra constante de poder hacerte sentir mejor. Una sonrisa, una caricia, una aceptación de sanguchitos.
Pero hoy no. No tengo la paciencia para verte caminando con los pies arrastrados ni para seguir preguntándote una y mil veces qué necesitás, cómo te puedo ayudar. Hoy no tengo ánimos para hacerte una silenciosa compañía mientras vos resolvés mentalmente andá a saber qué cosa.
Hoy no corazón. Hoy curtite. Porque la que hoy necesitaba un levante de ánimo urgente era yo. Turnémonos para el bajón, no seamos tan tontos.
Algunos días yo me pongo todas las pilas del mundo aunque haya tenido un día de mierda, para que te pongas contento. Te ofrezco mate, tostadas, sanguchito o unas facturas. Y no es que para mi la felicidad pase sólo por lo alimenticio, es simplemente que nunca aprendí (o nunca me enseñaron) qué se hace cuando el otro está bajón.
Algunos días además te cuento chistes estúpidos o me invento anécdotas para robarte alguna sonrisa. Propongo ver alguna película en francés, solo para que sientas la satisfacción de entender todo lo dicho sin la necesidad de leer los subtítulos. O me acuesto al lado tuyo y te hago mimos en la espalda, o masajes en las pies porque capaz lo que te pasa se arregla con imposición de manos y no con un sanguche de jamón y queso.
Algunos días hago todas esas cosas a pesar de haber tenido un día de mierda, y lo que recibo a cambio es la muestra constante de poder hacerte sentir mejor. Una sonrisa, una caricia, una aceptación de sanguchitos.
Pero hoy no. No tengo la paciencia para verte caminando con los pies arrastrados ni para seguir preguntándote una y mil veces qué necesitás, cómo te puedo ayudar. Hoy no tengo ánimos para hacerte una silenciosa compañía mientras vos resolvés mentalmente andá a saber qué cosa.
Hoy no corazón. Hoy curtite. Porque la que hoy necesitaba un levante de ánimo urgente era yo. Turnémonos para el bajón, no seamos tan tontos.
2 comentarios:
La verdad es que no puedo mas que alegrarme por haber llegado hasta tu espacio catártico.
Exclente forma de escribir y de expresar lo que te pasa.
Te mando un abrazo de hormiga, que te desa un muy feliz fin de semana.
Sí. Saquen número que si no no se puede.......
Y está bien, a veces es una la que precisa recibir los mimos y no darlos.
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