Un poco
empiezo a querer irme de la ciudad. No sé si es que ya repetimos lugares, si me
cansé un poco o es solamente la ansiedad de saber que todavía me queda
muchísimo viaje por delante. Para dejar de sentir que con Barcelona ya estamos
hicimos una lista de pendientes:
-Probar la
crema catalana
-Comer
tortilla
-Ir al
Romesco
-Shopping por
Plaza Catalunya
-Palau de la
Música
Nos juntamos
con amigos a almorzar en el Romesco, un bolichito en el Raval atendido por
varios viejos (el último ítem que nos quedaba por tachar en otra lista, la de
nuestro amigo, y, como todas las recomendaciones que nos tiró para el viaje,
ésta tampoco falló). El lugar es parecido a esos que hay en Avenida Corrientes
(Banchero, por ejemplo), sólo que acá venden cosas típicas catalanas: gazpacho,
tortilla, pescado, butifarra. Nico, uno de los amigos que estaba comiendo con
nosotros y que ya conocía el lugar dijo que había que pedir sí o sí hígado o
bacalao así que él y Juan pidieron eso y yo, que no soy fan ni del hígado ni
del pescado, comí tortilla de papas y croquetas de algo que no me acuerdo. Todo
recién hecho y riquísimo. Tomamos cerveza y fue una de las comidas en las que
más gastamos en todo el viaje: 22 euros los dos.
Queda en Sant Pau, 28 |
Ah: crema
catalana. Exquisita. Como un flan o una creme brulée, sé que hay una diferencia
en la preparación pero no recuerdo cuál ahora. De nuevo: exquisita.
Yo quería
empezar a comprar algunos regalitos así que las chicas del grupo me aconsejaron
que fuera a Tiger y mientras me anotaba la dirección dijeron que podíamos ir ya
porque estábamos cerca. Es como un bazar no muy grande donde hay de todo un
poco y muchas chucherías y pavaditas baratas y lindas para regalar. Todas las
cosas que se encuentran ahora o se van a encontrar en seis meses en cualquier
tienda de diseño de Buenos Aires pero bastante más baratas. Ni más lindas ni
más feas: muchas y baratas.
Como si no
hubiera sido suficiente la playa en Mallorca fuimos también a la playa de
Barcelona, una horita de tren para caer en un lugar que no tiene nada diferente
a Villa Gesell en noviembre: agua fría, no mucha gente, paradores cada cien
metros, vendedores ambulantres, música fuerte. Pero queda a una hora del Arco
del Triunfo de España y con eso ya dan ganas de ir sí o sí. En la estación de
tren mientras esperábamos y los que conocían trataban de decidir dónde nos
convenía ir, un viejito medio desarmado se acercó para preguntarnos dónde
queríamos ir y cuando le dijeron contestó que no conocía pero que su playa
preferida era el lugar donde él vivía: Costa Brava. Me lo anoté mentalmente
para conocer la próxima vez que vaya a Barcelona. Nosotros terminamos bajando
en Montgard Nord.
Aprovechando
que la playa se parecía a Villa Gesell ranchamos como lo haríamos ahí: mantas
mezcladas, mate con galletitas, alguno durmiendo, otro tomando sol, otro
fumando. Volvimos con el mismo tren y fue la primera vez que yo quería seguir
de joda y Juan quería volver al departamento. Gané. Fuimos con todos los mismos
amigos a varios bares a tomar cerveza, primero a uno irlandés donde trabaja el
novio uruguayo de una de las chicas (tomamos cerveza y comimos unos nachos con
queso y guacamole y mucho
picante), caminamos buscando un bar que tenía no sé cuántos tipos de cerveza
pero llegamos y había demasiada gente (yo le dije al uruguayo que Barcelona me
hacía acordar un poco a Montevideo y me contestó con tono de obviedad “Es
igual”), fuimos a otro que se llama La luna, queda cerca de la iglesia Santa
María del Mar (el bar es la vieja caballeriza) y ahí, saliendo, el uruguayo nos
contó que se dice que Colón citó a un par de paisanos en esa iglesia y les dijo
“Hay otro continente” y después la historia es sabida (Wikipedia no lo
confirma, pero qué importa). Terminamos la velada en Oviso tomando otra cerveza
(ya habíamos ido, queda en la plaza George Orwell) y comiendo un wrap tipo
shawarma pero griego (en un localcito chiquito que hay en la misma plaza).
Volvimos al
departamento y preparamos todo para el día siguiente: con una pareja amiga
alquilamos un auto y nos íbamos a Cadaqués.
2 comentarios:
Ah, pero deben haber ido al Maresme (hacia el norte de Barcelona) Yo iba a Sitges, hacia el sur, muy lindo, no tan villa gesell.
La Costa Brava es bien al norte, son todas las playas desde Blanes hasta Portbou; Cadaqués es parte de ella, evidentemente. Mi abuela era de Llançà.
PS El gazpacho es andaluz ;)
hace dos días, hice una gran revisión de blogs
y no puedo parar de leerte!
empecé en la previa al viaje y me parece que estoy tan nasiosa yo también..
enjoy it!
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