Salimos una vez. Y nos aburrimos como hongos. No puede ser que no te hayas dado cuenta. Salimos una vez, y si no fuera porque fuimos a ver una película que duraba mas de dos horas, nuestros temas de conversación se habrían agotado a los diez minutos de habernos saludado. Salimos una vez, y yo te conté chistes malos que no entendiste, y vos me hablaste de computadoras y yo te presté atención y quise seguirte el hilo pero ante la repetición indiscriminada de memoria ram mi cabeza empezó a pasear por otros lados mucho mas interesantes. Ccaminamos por un barrio que antes era el mio, te comiste un yogurt, después te tomaste una cerveza. Salimos una vez, y yo lo único que pensaba era en no salir nunca mas. Tenés que haberte dado cuenta: mi cara de orto espantó hasta a los chicos que vinieron a pedirnos unas monedas. Entramos a un bar y tomé un café: nadie que la esté pasando bien en una cita un día de semana a las diez de la noche se toma un café. No puedo creer que no te hayas dado cuenta, que no hayas notado las veces que tuve que explicarte que lo que estaba diciendo era una ironía, que la entrada del cine no la iba a guardar en mi agenda como una quinceañera. No puedo creer que hayas pensado que mis silencios eran timidez. No. Mis silencios eran aburrimiento, eran tedio, eran hastío. No puede ser que aun sin reirte en toda la noche la estuvieras pasando bien. No puede ser. No puede ser cierto que para vos una cita exitosa esté colmada de silencios incómodos.
En mi casa, sola, pensé por qué. Por qué había accedido a salir con vos. Desde cuándo el sentirme sola me hacía tomar las decisiones mas estúpidas. Por qué en vez de llamar a una amiga te llamé a vos. De dónde saqué esas estúpidas esperanzas que decían "tal vez te divertís". Desde cuándo no me bancaba a mi misma.
Salimos una vez. Y nos aburrimos como hongos. No puede ser que no te hayas dado cuenta. No puede ser que no hayas notado que te eliminé de mi vida virtual, que no contesté tus llamados, ni mensajes ni palomas mensajeras ni cartas ni nada. No puede ser que no hayas entendido que no quería volver a verte. No puedo creer que quieras volver a ver mi cara de culo. No puedo entender que quieras volver a escuchar mi respiración: ni una palabra. No puede ser que quieras, de nuevo, discutir porque te parece que mi decisión de vivir en la ciduad es completamente desafortunada. ¿No te diste cuenta que me dolió que dijeras que mi calle era horrible, que mi barrio era horrible, que el ruido, que la gente, que los autos, que esto que lo otro y que la concha de la lora? No puede ser, no puedo creer, te juro que no puedo creer, que a pesar de todo, hoy suene mi celular y sea un mensaje tuyo diciendo, y cito textual: "ancío verte". Tenés que haberte equivocado de número. No encuentro otra explicación. Y si el mensaje era para mi, si realmente estabas insistiendo una vez mas, entonces te digo:
Salimos una vez.
Y nos aburrimos como hongos.
No puede ser que no te hayas dado cuenta.